El triunfo de Perón en el '46 en el contexto latinoamericano actual

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Perón debió enfrentar una oposición articulada por y desde la embajada de los Estados Unidos. La Unión Democrática -una sociedad de partidos que agrupaba a socialistas, comunistas, representantes de la oligarquía y de la Sociedad Rural, liberales, conservadores, radicales, demócratas progresistas- era en los hechos dirigida por el embajador norteamericano, Spruille Braden, quien además financió parte de esa campaña electoral que contó, por otra parte, con el explícito apoyo de la prensa porteña.

Desde los medios asociados a los intereses de la embajada de los Estados Unidos, el coronel Perón fue acribillado con discursos que buscaban presentarlo como un futuro dictador fascista y enemigo de la democracia al mismo tiempo que esa misma prensa apelaba a argumentos netamente racistas para descalificar el movimiento de masas que Perón lideraba. "Grasas",  "descamisados",  "cabecitas negras", apelativos que luego el peronismo resignificaría desde la voz de Eva Perón, eran adjetivos que se utilizaban a menudo para desacreditar el protagonismo que el pueblo trabajador estaba cobrando.

Perón ganó las elecciones por un amplísimo margen que no dejó lugar a dudas sobre el nuevo liderazgo que había construido el pueblo argentino para emanciparse de la oligarquía, de una élite que durante décadas había gobernado el país desde la lógica de un patrón de estancia y que en la década anterior, con la firma del pacto de las carnes, reveló hasta qué punto estaba dispuesta a entregar el destino nacional a una potencia extranjera, en este caso Inglaterra, a cambio de mantener sus privilegios de clase.

En América Latina vemos hoy cómo los Estados Unidos sigue interviniendo de manera descarada sobre la vida de nuestros pueblos. Lo advertimos en la hermana República Bolivariana de Venezuela pero también no podemos dejar de observar que viejos colaboradores de la embajada de los EEUU muestran un renovado protagonismo en la política de nuestro país y cuyos propósitos debemos rastrearlos desde una perspectiva histórica para tener una correcta lectura del tiempo actual.

Braden o Perón fue la consigna de ayer pero con valor simbólico en la actualidad para saber de qué lado debemos estar encolumnados. El pueblo argentino, un 24 de febrero de 1946, con las urnas y con el voto popular, puso en marcha una revolución en paz que provocaría la mayor transformación política, económica, social y cultural de toda la historia de la patria. En 2003, Néstor Kirchner recondujo el destino nacional hacia el camino trazado por Perón y Evita y que nuestra Presidenta, con mano firme, mantiene como rumbo innegociable, pues en esa dirección la Argentina crece y se desarrolla como una Nación justa, libre, soberana y enraizada en el pensamiento latinoamericano de San Martín y Bolívar.

(*) Presidente del Bloque de Legisladores del Frente para la Victoria de Río Negro

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