En Argentina, las grandes extensiones de cultivos industriales con siembra directa y agroquímicos han modificado el ambiente, se multiplican inundaciones donde nunca las hubo o no eran tan importantes ni tan frecuentes, alternadas con largas sequías; la explotación minera a cielo abierto consume grandes cantidades de agua dulce y con sus “derrames” de cianuro contamina cuencas enteras; similar efecto produce el denominado fracking para extraer petróleo y gas de esquisto; nuestras rutas están saturadas de camiones y automóviles ante la irracional destrucción del transporte ferroviario, generando graves accidentes y contaminación ambiental. Tampoco somos una excepción en materia de desigualdad social como lo sufrimos a diario y lo demuestran las estadísticas de pobreza e indigencia crecientes en un país extenso y poco poblado al que le sobran alimentos y recursos de todo tipo.
Lamentablemente nos vamos acostumbrando a las diferencias sociales y a las catástrofes ecológicas al punto que nos parecen naturales e inevitables, algo así como una parte indisoluble de la evolución de la humanidad. Pero no son fruto de la casualidad ni son inevitables, hay causas y de su correcto análisis surgirán los caminos a seguir para llegar a una sociedad más igual y en armonía con el resto de la naturaleza, a la cual pertenecemos y estamos indisolublemente ligados.
RESPUESTA POLÍTICA A ESTE DIAGNÓSTICO: ECOSOCIALISMO O SOCIALISMO ECOLÓGICO
En la Revista Herramienta Nº 42 (Ecología y medio ambiente) un artículo del Dr. en Ciencias Sociales Michael Löwy expresa:
“Las presentes crisis económica y ecológica son parte de una coyuntura histórica más general: estamos enfrentados con una crisis del presente modelo de civilización, la civilización Occidental moderna capitalista/industrial, basada en la ilimitada expansión y acumulación de capital, en la “mercantilización de todo” (Immanuel Wallerstein), en la despiadada explotación del trabajo y la naturaleza, en el individualismo y la competencia brutales, y en la destrucción masiva del medio ambiente. La creciente amenaza de ruptura del equilibrio ecológico apunta a un escenario catastrófico –el calentamiento global– que pone en peligro la supervivencia misma de la especie humana. Enfrentamos una crisis de civilización que demanda un cambio radical”
A partir de este diagnóstico define al Ecosocialismo como un “un intento de ofrecer una alternativa civilizatoria radical, fundada en los argumentos básicos del movimiento ecológico, y en la crítica marxista de la economía política. Opone al progreso destructivo capitalista (Marx) una política económica basada en criterios no monetarios y extraeconómicos: las necesidades sociales y el equilibrio ecológico. Esta síntesis dialéctica, intentada por un amplio espectro de autores, desde James O’Connor a Joel Kovel y John Bellamy Foster, y desde André Gorz (en sus escritos juveniles) a Elmar Altvater, es al mismo tiempo una crítica de la “ecología de mercado”, que no desafía el sistema capitalista, y del “socialismo productivista”, que ignora la cuestión de los limites naturales.”
Agrega: “Según James O’Connor, el objetivo del socialismo ecológico es una nueva sociedad basada en la racionalidad ecológica, en el control democrático, en la equidad social, y el predominio del valor de uso sobre el valor de cambio…”
En su libro “Ecosocialismo-La alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista” (2011. Ediciones Herramienta y Editorial El Colectivo, Bs. As. Argentina), Löwi desarrolla las diferentes corrientes de pensamiento Ecosocialista y plantea los aspectos esenciales que a su juicio deberían guiar la teoría y la práctica ecosocialistas. A su vez hace una exhaustiva investigación tratando de encontrar en los clásicos del marxismo alguna preocupación temprana por la problemática ambiental que genera la explotación capitalista.
RAÍCES DEL ECOSOCIALISMO
En esta búsqueda trata de interpretar en algunos escritos de Marx y Engels el esbozo de una preocupación por la degradación ambiental, además de la explotación del ser humano, que se desarrolla en el sistema de producción e intercambio impuesto por el capitalismo. No obstante recién descubre con mayor nitidez esta preocupación en Walter Benjamin, quien desarrolla gran parte de su obra profundamente influenciado por el temor al advenimiento del nazismo que se presentaba como la peor versión del capitalismo.
Esta preocupación por encontrar raíces ecológicas en el desarrollo del pensamiento socialista es muy importante porque lo que Michael Löwy persigue es hermanar la práctica y la teoría socialista con la ecologista habida cuenta que entiende que el capitalismo es tan destructor de la sociedad como del ambiente.
Reconocemos como válido este esfuerzo y la investigación de Michael Löwi, pero era muy difícil que el movimiento socialista incorporara este aspecto a sus preocupaciones en un mundo que no sabía de límites materiales. Recién en 1972 se conoció la primera evidencia científica de los importantes índices de contaminación y degradación del planeta cuando el Instituto Tecnológico de Massachusets dio a conocer al Club de Roma un trabajo que se denominó “Los Límites del Crecimiento”. Esto motivó la polémica – vigente en nuestros días- alrededor del rumbo a tomar para revertir esa situación.
El mismo Michael Löwy señala en su libro que el Ecosocialismo se desarrolló en los últimos 30 años y enumera una docena y media de autores contemporáneos de diversas nacionalidades que avanzaron sobre este pensamiento.
RAÍCES DEL ECOSOCIALISMO EN ARGENTINA
En nuestro país podemos encontrar esta preocupación en ese maravilloso trabajo que se denominó “¿Catastrofe o Nueva Sociedad? Modelo Mundial Latinoamericano” que desarrolló un grupo de científicos argentinos nucleados en la Fundación Bariloche que fuera publicado en 1977 por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo.
A 30 años de su publicación nos dice Gilberto C. Gallopín (CEPAL-Chile): “El MMLA fue una respuesta desde el Sur a la posición ampliamente difundida -apoyada mayormente por el Norte- que atribuía el subdesarrollo, los problemas internacionales y la pobreza a la superpoblación de los países en vías de desarrollo. Nuestra crítica del World III como el primero de los modelos mundiales, debería leerse en dicho contexto. Nuestra crítica tenía una dimensión técnica, una filosófica y otra ética…Es importante aclarar que nunca negamos la posibilidad de límites físicos. Esto diferenció nuestra posición de la de los otros críticos del World III, algunos de los cuales se basaron en un optimismo tecnológico irrestricto y en el concepto de sustituibilidad infinita entre los factores de producción… Nuestro propio modelo incluía una desaceleración del crecimiento económico una vez que las necesidades básicas eran satisfechas, e incorporaba la conservación y protección ambiental como costos de producción adicionales, conducentes a una sociedad intrínsecamente compatible con su medio ambiente y recursos naturales. Nosotros no postulamos un crecimiento material económico indefinido.”
Desde el propio Partido Socialista, en 1972, Guillermo Estévez Boero, denunciaba tempranamente a la sociedad de consumo como un mal a combatir en su famosa frase: “Ante el futuro de corrupción, ante el futuro de drogas, ante el futuro de guerras y de racismos que promete la estúpida sociedad de consumo que se nos impone, el Partido Socialista Popular levanta una futura patria socialista donde el hombre sea el señor de la tierra y el espacio, donde se reconozca como máxima riqueza de la nación a su pueblo y consecuentemente la salud pública y la educación sean los pilares de todo progreso y para que en un ambiente de libertad, de bienestar y de independencia nacional, se condene para siempre a la bohardilla de la historia a la expoliación del hombre por el hombre y de los pueblos por el capital.”
Mario Bunge expresó en su artículo ¿Existió el socialismo alguna vez y tiene porvenir? (Eudeba 2013) “…la democracia ambiental no se cumplirá mientras haya empresas, ya sean privadas, cooperativas o estatales, que extraigan recursos naturales o los contaminen con toda libertad…”
NECESIDAD DE UNIR LO SOCIAL CON LO AMBIENTAL
El Partido Socialista, en sus 120 años de historia logró incorporar a la cultura argentina la defensa de los derechos de los trabajadores en los marcos de su incansable lucha por los derechos humanos en su más amplia acepción. El socialismo es, por tradición, democracia biológica, económica, política y cultural y hoy debe incorporar con fuerza la dimensión ambiental. Por ello coincidimos que la palabra Ecosocialista resume la propuesta de solución que los problemas de la actual sociedad nos plantea: Un cambio cultural, político, económico, biológico y ambiental basado en la participación democrática y activa de la sociedad.
Una sociedad de iguales en equilibrio con la naturaleza solo serán posibles mediante un cambio profundo del sistema a partir de un proceso democrático y participativo que ponga al ser por encima del tener.
Juan José Tealdi
Secretario de DD.HH.
Mesa Ejecutiva Nacional
PARTIDO SOCIALISTA
Integrante de “Igualdad y Participación”
Río Negro, domingo 18 de septiembre de 2016
16 noviembre 2024
Opinion