Macri es Macri, negocios seguros

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No escapa a nadie que el Presidente Mauricio Macri está entre los llamados “empresarios” más ricos del país, y tampoco escapa que esa riqueza proviene de su participación activa en las empresas originalmente creadas por su padre, Franco Macri, y los negocios que juntos fueron reproduciendo.

Tampoco escapa a nadie que los llamados “empresarios” más ricos del país, entre los cuales está la familia Macri, han acumulado sus fortunas a expensas de contratos con el Estado, de grandes beneficios impositivos y de todo tipo que han ido logrando y, salvo pocas excepciones, la mayor parte de sus “inversiones” no han sido jamás de riesgo y muchas fueron concesiones logradas en tiempos dictatoriales.

Es decir que siempre fueron a lo seguro y por ello en un país que en los últimos 50 años ha visto fundirse importantes empresas, sobre todo medianas y pequeñas dedicadas a la producción primaria y secundaria de bienes, con la secuela de pobreza y marginalidad que antes ni podíamos siquiera imaginar, éstos siguen adelante acrecentando sus capitales.

Tampoco escapa a nadie que la mayor parte de estos llamados empresarios son también grandes evasores, o sea no han aportado al fisco en proporción a sus ingresos y negocios, la mayor parte en contratos y concesiones con el Estado. Y sus evasiones las han hecho y hacen a través de las maniobras indicadas por sus asesores económicos, muchos de los cuales son parte del gabinete de gobierno y otros hablan por televisión como grandes conocedores de la economía. Ni unos ni otros dejan de ser simples lobistas de sus patrones, y dicen lo que los intereses que representan necesitan que digan.

Tampoco escapa a nadie que la Familia Macri tiene cuentas en paraísos fiscales y que en su recorrido tienen varias cuentas pendientes que no solo se reduce a la escandalosa privatización del Correo Argentino que, como parece no fue una de las tantas “inversiones” sin riesgo como las que acostumbraban y por ello hicieron todo lo necesario para devolverlo y evadir las responsabilidades, los acreedores y los canon que debían al Estado.

Esta es la verdadera moral del clan Macri, del cual Mauricio, el actual Presidente de los argentinos, es parte indisoluble, por más que hoy, por sus funciones haya delegado responsabilidades empresariales en sus hijos u otros parientes y amigos.

Este hombre que pertenece al grupo que ha acumulado riquezas a expensas del trabajo ajeno y de las arcas del Estado, o sea que pertenece a la casta que recibe grandes sumas de dinero del erario público por la vía de los negocios es el mismo que quiere eliminar el déficit fiscal ajustando el cinturón a los desocupados, los trabajadores, las pequeñas y medianas empresas, achicando planes sociales, salarios y haciendo imposible el acceso al crédito para la producción. Claro, por ese lado se ajusta a las mayorías y se agranda la torta a repartir para los “llamados” empresarios como el presidente.

No nos caben dudas que este es un gobierno al que el destino del conjunto de nuestra sociedad le importa muy poco y su único objetivo es acrecentar sus negocios y los de sus pares. A esta altura del razonamiento quienes leen estas líneas dirán que todos los gobiernos son iguales porque todos han terminado ajustando al más débil y lamentablemente hay gran parte de realidad en ese razonamiento.

Tal vez la diferencia entre este gobierno directo de los llamados empresario y otros que han sido gestionados por el radicalismo y el peronismo radica en que estos dos partidos tradicionales nacieron para defender los intereses de la sociedad y así lo hicieron en sus primeras experiencias de gobierno, pero sus dirigentes se fueron distanciando de sus principios, cuando no corrompiendo, y cediendo ante las presiones de estos llamados “empresarios”.

El gran desafío de nuestra sociedad hoy es generar un nuevo espacio político, de raíz popular y fuerte compromiso social que retome banderas que en los partidos tradicionales se han abandonado para llegar al poder político y redistribuir la riqueza agrandando la porción que le toca a la sociedad generando empleo genuino, salarios dignos, créditos para la producción y apostando a la salud y la educación públicas sacándolas del mercado como hoy están en gran parte.

Para que ello suceda es imprescindible la activa participación popular en todos los niveles y el compromiso político de las grandes mayorías con sus propios intereses. Esa es la tarea que nos deja la experiencia de los fracasos de los gobiernos de origen popular y las graves consecuencias de un gobierno de los llamados “empresarios” como el que hoy tenemos.

Juan José Tealdi
Secretario de Derechos Humanos del Partido Socialista
Coordinador de la Corriente Nacional Igualdad y ParticipaciónRío Negro, miércoles 22 de febrero de 2017

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