Hace algunas semanas los noticieros de televisión de
Buenos Aires inundaron la pantalla con una escultura que había sido colocada –presuntamente
por el propio autor- en un sector ubicado en un paseo cerca de la orilla del
mar.
Tal irrupción cultural generó un interesante debate sobre
las intervenciones artísticas en la vía pública. Incluso el intendente pedía al
artista –que en los primeros días permaneció en el anonimato- que se acercara a
regularizar la situación de la interesante escultura.
Pocos días antes en Viedma el escultor local Diego Scarfó fue denunciado
ante la Secretaría de Patrimonio Cultural por intervenir las piedras
desprendidas de los acantilados y forjar diferentes figuras que constituyen
verdaderas piezas artísticas.
Scarfó, quien había decidido por cuenta propia hacer
tales intervenciones artísticas, fue notificado por las autoridades que no
podría continuar tallando las piedras debido a que generaba una alteración del
espacio natural.
El artista, que consideró que la gente que lo denunció
pensó que estaba avanzando en el acantilado con sus tallados, dijo que de
ninguna manera hacía eso y que solo lo hacía sobre piedra caída y lejos del
acantilado también por una cuestión de seguridad personal frente al peligro de
desprendimientos que existen.
Esta situación generó la reacción de la gente, que en
redes sociales mostró en gran medida su apoyo al artista y repudió la denuncia.
Incluso varios medios de comunicación parecieron tomar partido por el artista
al calificar como “insólita” la denuncia.
En tanto hubo un organismo que no tuvo intervención pese
a que la situación lo ameritaba: la Secretaría de Ambiente de la Provincia, que
es la que debería determinar fehacientemente si las intervenciones culturales
de Scarfó perjudican o alteran el paisaje de ese sector del balneario El
Cóndor.
Scarfó reconoció que recién después de avisado concurrió
a una oficina para hablar sobre su intervención artística playera y que
encontró una respuesta positiva de que se podría convocar a especialistas que
podrían determinar en qué piedras podría hacer sus magníficos tallados.
Entendiendo que el arte no debe ser objeto de
prohibiciones, también es válido tener en cuenta si hay un impacto ambiental con
esas intervenciones.
Lo más interesante de esta polémica es el debate, que
enriquece tanto como la propia cultura que proponen artistas como Scarfó.
16 noviembre 2024
Opinion