A menudo se escucha que la sociedad argentina sufre de una crisis de representación o, en otras palabras, no siente como referente a ningún político o política. Es claro que el caso tiene como atenuante el hecho de que al menos de vez en cuando el ciudadano pueda elegir a quien quiera que lo represente, aun cuando éste luego no cumpla con lo prometido. No es el caso de los trabajadores hospitalarios de Rio Negro, y esto ha quedado evidenciado una vez más en dos hechos puntuales sucedidos con pocas horas de diferencia entre uno y otro.
La santificación de quien en vida fuera el enfermero Artémides Zatti, independientemente de cuestiones religiosas, de creencias o de fe, constituye un hecho de trascendencia mayúscula, no solo para la comunidad católica mundial sino también para la provincia, para su capital y fundamentalmente para la institución hospitalaria que lleva su nombre. }
Precisamente tal institución no tuvo representación alguna ante el Papa, quien tuvo ante sí (y esto suponemos una cuestión de lógica protocolar), a la señora gobernadora que, recordemos, tiene a los trabajadores de salud con un conflicto que ya lleva dos años de lucha y 14 pedidos de audiencia sin responder. El santo de la Patagonia, cuyo nombre se lee en el hospital cabecera de la ciudad de Viedma no tuvo en su ceremonia de santificación a ningún representante de sus pares, sino a quién no duda en negarles la posibilidad de sentarse a discutir las condiciones en que han de trabajar.
El segundo hecho se dio en otra reunión que a estas alturas también tiene visos de protocolar y religioso, aunque en su aspecto negativo. Hablamos de la mesa de la función pública que, para que se concrete y dé algún resultado positivo, pareciera necesitar de nuestra parte recurrir al rezo o la plegaria. A Zatti o a quien sea. La nueva postergación de la paritaria obedece a un pedido de ATE que fundamenta en el hecho de que UPCN no estaría y por tal “no estarían representados todos los sectores involucrados”. Les recordamos a ATE, UPCN y a la gobernadora que los trabajadores de salud pública no estamos representados. Nunca fuimos dignamente representados. La autojustificada representación de los dos gremios nos hizo mucho daño. Tanto que estamos en la situación que estamos. De todas maneras, no esperamos nada de ellos. Como ya se dijo alguna vez, la mesa de la función pública tiene mucho de función y de público, tiene uno que ya está harto de tan mediocre actuación.
Como fuese, quiera el destino que las mejoras lleguen por donde lleguen. Y si es por el costado religioso y de la fe, bienvenido sea. Eso sí, habría que advertirle a la gobernadora que el agua caída en el hospital Zatti no es agua bendita a mares por sus pedidos al Papa, sino porque los techos están rotos. Tan rotos como el “NO diálogo” que este gobierno ha mantenido en complicidad con los gremios amigos y que posibilitan que en ningún acto, evento, entrevista o acontecimiento de cualquier índole en que se presenten, ya sea la gobernadora o dichos gremios, salud pública no se sienta representada.
16 noviembre 2024
Opinion