Por Magdalena Odarda*
Denuncié al Gobierno Nacional y al Gobierno de Río Negro por habilitar a compañías británicas (sancionadas por operar ilegalmente en nuestra Islas Malvinas) a realizar negocios con hidrocarburos en el Golfo San Matías, otorgando luz verde para permitir que se lleven una incalculable renta petrolera fuera del país en el marco de los privilegios del RIGI.
Este ataque a la soberanía argentina se
desarrolla poniendo en riesgo no solo la maravillosa biodiversidad marina, sino
miles de puestos de trabajo ligados al turismo y a la pesca, a causa del
peligro que subyace en este tipo de emprendimientos. Al no estar garantizadas
las medidas de seguridad, cualquier incidente ambiental como una fuga de gas o
el vertido de desechos tóxicos en las aguas más puras de la costa atlántica,
pueden terminar con nuestro Golfo más azul del Continente.
En función de ello, entendí que era mi deber
como legisladora de esta provincia presentar formalmente una denuncia en la
Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) contra la secretaria de
Energía de la Nación, María Carmen Tettamanti, para que se investiguen posibles
hechos de corrupción en la autorización otorgada al consorcio Southern
Energy, conformado -entre otras- por Harbour Energy, la cual en
realidad es la empresa Premier Oil, denunciada y sancionada por el
Juzgado Federal de Tierra del Fuego por operar sin autorización de la República
Argentina en nuestras aguas soberanas.
Ambos gobiernos, de ninguna manera pueden
alegar desconocimiento del fraude a la ley argentina que esta operación llevada
a cabo por la firma británica habría implicado en función de las múltiples denuncias
públicas que desde hace meses se conocen.
Entonces cabe preguntarse, ¿Si se sabía que en
realidad HARBOUR ENERGY es PREMIER OIL, porque avanzaron con las autorizaciones
al más alto nivel ministerial con una sospechosa velocidad?
Mi denuncia se basa en el informe de
investigación a cargo de Alejandro Pairone de TIEMPO ARGENTINO. No se trata de
una simple expresión tirada al viento: lo probé con documentos oficiales: Según
Companies House -el registro de sociedades del Reino Unido- Harbour
Energy y Premier Oil comparten el mismo número de registro que acompaña a las
empresas desde su nacimiento hasta su disolución (SC234781). Aporté también
publicaciones del Boletín Oficial argentino que demuestran que Harbour Energy
es simplemente un vehículo de inversiones de Premier Oil Holdings Limited.
En abril y en agosto pasado, Tettamanti firmó
resoluciones que autorizan la libre exportación de Gas Natural Licuado (GNL)
desde el Golfo San Matías a este grupo empresario. Al unísono, el gobierno de
Alberto Wereltilneck hizo lo propio en abierta contradicción con la Ley
26.659
El artículo 5° de la mencionada norma que se
encuentra en plena vigencia, establece que “El
Estado nacional, los estados provinciales y municipales no podrán contratar con
personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, sus controladas o
accionistas que en forma directa o indirecta desarrollen actividades
hidrocarburíferas en la Plataforma Continental Argentina, sin haber obtenido
habilitaciones para realizar actividades de exploración y explotación de
hidrocarburos emitida por autoridad competente argentina.
No sólo estamos ante una flagrante violación a
la soberanía nacional. También se trata de una operación que podría configurar
un caso de corrupción, dadas las magnitudes millonarias de inversión que hay en
juego.
Es inadmisible que se habilite a las mismas
empresas que en las Islas Malvinas actuaron de la mano de las autoridades
usurpadoras, a instalarse ahora en nuestras costas patagónicas, con aval del
Estado Nacional y del gobernador Alberto Weretilneck.
Por eso he solicitado la suspensión
inmediata de la audiencia pública convocada para el 16 de septiembre,
destinada a evaluar el Estudio de Impacto Ambiental del segundo buque
licuefactor frente a Las Grutas. De ninguna manera puede aprobarse un Estudio
presentado por compañías investigadas por violar la ley argentina. Primero
debemos esclarecer estas irregularidades y garantizar que la ciudadanía que pueda
participar plenamente, como lo ordena nuestra Ley General del Ambiente y
el Acuerdo de Escazú.
La defensa de la soberanía no es un discurso vacío: se trata de hechos concretos. Y cada vez que se intente entregar nuestro territorio, nuestro mar o nuestros bienes naturales comunes a intereses extranjeros, estaré ahí para denunciarlo y resistirlo.
*Legisladora VAMOS CON TODOS

1 diciembre 2025
Opinion