María Elena contó que su hijo, Claudio, tiene 33 años, lleva 3 con problema de adicciones y no tiene trabajo. Además relató que “el sábado se peleó con la hermana, Mariela. Fue a pedirle un desodorante a la pieza de ella y después no quería salir de ahí. Mariela le empujó la puerta, le pegó una cachetada y agarró un cuchillo. Empezaron a manotear el cuchillo y ella se cortó los dedos con la hoja. Luego vino la policía y se lo llevó detenido pero ayer apareció en el domicilio y ahora la señora no quiere volver a su casa por temor a que ocurra algún otro hecho de violencia.”
El señora explicó que el joven “se droga con nafta, con poxiran, con lo que encuentra. Esto empezó hace 3 años cuando estaba viviendo en el sur, al volver a Patagones se fue a vivir con nosotros. Vive drogándose, cantando, gritando, me destroza la casa. Yo ahora no quiero volver a mi casa porque es agresivo. Es una situación fuera de control. El ha salido a robar para conseguir plata para la droga, esto puede terminar en una desgracia y no me escuchan.”
Ante esta situación dijo que “fue al municipio para buscar una ayuda y no me la dan. Me habían dicho que para estos días me solucionaban el problema y todavía no hay nada. Fui al CPA  y salud mental y tampoco me dan ayuda. Fui al Juzgado, hice una nota para que lo internen, la mandaron a Bahía Blanca y hasta que no venga la contestación no puedo hacer nada. Mientras tanto nosotros lo tenemos que aguantar en nuestra casa, ya no me quedan recursos, no sé adónde ir.”
Laura González: “Son situaciones muy complejas”
La Directora de Acción Social de Patagones, Laura González, explicó que “con el Intendente estuvimos en la casa para ofrecerle una forma de recuperación pero cuando esta consumido no cumple con lo comprometido.”
Los temas de adicciones son muy complejos y se están dando en formas reiterados. Con esta familia estamos trabajando hace muchísimo tiempo, tanto con la Secretaria de Salud, como la gente de la Policía Comunal o de la Subsecretaria de Seguridad.  Pero es cierto también que están un poco atados de pies y manos porque la situación es muy compleja. Legalmente no se puede actuar de la manera que uno quisiera, buscando formas precisas y determinantes para cerrar el caso y  mandar a la persona adicta a una clínica siquiátrica o a una comunidad cerrada dependiendo de la evaluación que hagan los siquiatras”, finalizó González.