En la interna abierta del 13 de Marzo de 2011 participaron 67.944 votantes; 10.000 menos que los votos que luego se obtuvieron con nuestra boleta en la elección general.
Además del Gobierno Provincial, perdimos 13 Municipios; 32 Concejales; 23 Revisores de Cuentas; 6 Comisiones de Fomento; 8 legisladores; de los 5 que corresponden a Río Negro nos queda 1 Diputado Nacional.
Se priorizó una estrategia solo para la formula Provincial, lo que queda claro al observar que contamos con el 21% (8) de los Municipios contra el 71% (28) que hoy controla el FpV.
De todas maneras, los rionegrinos que depositaron la boleta radical en las urnas se merecen que cada dirigente de este partido se desnude y analice con valentía el proceso que nos llevó de ser el partido de gobierno por 7 períodos consecutivos a ser hoy la UCR de la derrota, la dispersión y ahora, la atomización mediática.
Lo cierto es que mientras arreciaban las presiones para que el gobierno hiciera su trabajo de gobernar, consentimos en permitir que la política saltara por la ventana. Nos faltó política. Redujimos la política a un mero dejar hacer, dejar pasar, meses deshojando una margarita para elegir candidato, con una elección interna de difícil justificación.
Desorientados, sin convicción, sin sostén ideológico, sin compromiso político, afrontamos una elección cuyo resultado no podía ser más que el que finalmente ocurrió.
Por eso en los tiempos que corren estamos sentenciados a pararnos sobre los vestigios del desastre que produjimos y limpiar el terreno para aquellos que deberán conducir el timón. Debemos hacerlo porque de lo contrario será difícil contabilizar los logros en 28 años de gobierno.
Estamos exigidos a ampliar la participación. Admitámoslo, en los últimos años provocamos una peligrosa desconexión entre el partido y la sociedad. A pesar de la ferviente condena a lo que Moisés Lebhenson definió como la “Política del servicio personal”, preferimos apostar allí y no a nuestra militancia.
Es imprescindible que reconozcamos que llevamos a este partido a una fractura con la sociedad por que toleramos actos de corrupción, por que sostuvimos funcionarios procesados por actos de corrupción. Probablemente, mucho antes de que los ciudadanos perdieran la confianza en nosotros, fuimos nosotros quienes dejamos de preocuparnos por ser confiables.
En este punto me pregunto si es a la conducción partidaria a quienes debemos dirigirnos, o bien, a todos esos radicales que se quedaron del lado de afuera, mirando desde hace años desde el otro lado de la ventana lo que un conjunto cerrado de hombres y mujeres hacían del radicalismo rionegrino.
Este partido debe volver a la política. Debe volver al debate, a la discusión, a la participación. Este partido debe recuperar su protagonismo y su voluntad de poder.
Debemos asumir que recuperar la credibilidad no pasa exclusivamente por un mero cambio de caras, sin dudas hace falta recuperar la coherencia de nuestras ideas con nuestros actos, somos más creíbles cuando somos más auténticos y cuando no asumimos mansamente las ideas de nuestros adversarios en el gobierno.
Voces nuevas, energía, política, formación, juventud, debate, osadía, trabajo, democracia y nuestra Profesión de Fe Doctrinaria repetida como en aquel rezo laico al que nos convocaba Raúl Alfonsín
Es bueno reconocer que para superar esta instancia no es lo mismo un dirigente que ha logrado el reconocimiento de sus vecinos y ganó la elección en su ciudad que dirigentes a los que la ciudadanía les ha dado un claro mensaje de no seguir acompañándolos. Hay ciudades importantes donde no hemos logrado un solo Concejal o Revisor de Cuentas.
El Radicalismo de Río Negro ha disminuido fuertemente su representación institucional, pero aún así conserva una numerosa militancia. Todavía dispone de una representación importante: 8 Municipios; 54 Concejales; 32 Revisores de Cuentas; 23 Comisiones de Fomento; 13 Legisladores; 1 Diputado Nacional y 1 Senador Nacional. Serán sin duda ellos los que van a representar buena parte de nuestra acción en esta nueva etapa y requieren del acompañamiento partidario.
Es el momento de ocuparnos decididamente en recuperar nuestro partido, apelando a una conducta donde se prioricen los intereses del conjunto sobre los particulares, se proyecten nuevas caras, nuevas prácticas y se renueve el compromiso con la política y la militancia. Lo tenemos que hacer para volver a ser una voz creíble y una esperanza para los rionegrinos.
Darío C. Berardi
Delegado Plenario Comité Central (UCR)
Valle Inferior
16 noviembre 2024
Opinion