Nacía Juan Domingo Perón y, como él mismo se encargó de hacer notar la diferencia, confirmó desde entonces que “Líder se nace y conductor se hace”.
Un líder es una persona con capacidad de dirigir, guiar y transmitir confianza; es alguien que no simplemente sabe cómo hacer las cosas, sino que las enseña.
Un líder es un ejemplo a seguir.
Es un ser integrado, ya que no existe uno interior y otro exterior.
Su personalidad es una unidad, que se determina por la complicada mezcla de sus fuerzas interiores, cuando se encuentran y se fusionan con influencias externas.
Muchas veces me he preguntado dónde abrevó Perón tanta sabiduría.
No sólo para manejar tiempos y generar política, sino también para exteriorizarlas en palabras justas, certeras, adecuadas.
"Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo”, dijo.
U otro de sus dichos: "La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo".
Sus frases son tan infinitas como imperecedera su acción política y de gobierno.
En todo el mundo, muchos han estudiado la psicología de un líder.
Una adecuada conclusión la encontraron los psicólogos sociales en la Sorbona francesa allá por 1968: "Aunque los líderes natos existen, son demasiado escasos para las necesidades urgentes actuales".
Perón fue y será ese enorme interrogante, encerrado en un acertijo dentro de un gigantesco signo de interrogación: “Cómo pudo ser posible su existencia; dónde concibió su destreza; cuándo forjó su talento”…
Las respuestas están guardadas a fuego en el corazón del Pueblo que las encontró siempre en cada una de sus urgencias desde su aparición.
Porque conductores los hubo antes y otros aparecieron luego del fallecimiento de Perón.
Pero líderes como él, ninguno…
Por Hugo H. Lastra
16 noviembre 2024
Opinion