El País estaba en ruinas; y sin embargo, aquel 30 de Octubre, millones de personas saltaron y bailaron sobre esas ruinas, celebrando que finalmente le habían ganado al miedo; y que en ese espacio (físico y simbólico) que era una enorme metáfora de la desolación, iban a construir una gran Nación en la que el Preámbulo fuera el rezo laico que nos uniera cada mañana, y la Democracia la herramienta que garantizara la dignidad a sus habitantes para todos los tiempos.
Seguramente había algo de ingenuidad en ese festejo; no tenían dimensión exacta del tamaño de la obra a realizar, de los poderosos enemigos que todavía se erguían enfrente, y de los obstáculos que habría que transitar en la construcción de ese "País Soñado"; y seguramente debemos agradecer esa ingenuidad, porque la construcción de la "Argentina Democrática" era un desafío tan enorme, que solamente podía afrontase desde la pureza que brinda la "ingenuidad" con la que están hechos los grandes sueños.
Alguna vez Max Webber escribió que en política solo consigue lo posible quien intenta una y mil veces lo imposible, y algo de eso hay en el legado cultural de la "generación del 83".
Esas mujeres y hombres se batieron a duelo durante los 6 años siguientes con su propio capital cultural; escribieron el Nunca Mas y juzgaron a las juntas; pusieron el cuerpo en los levantamientos carapintadas; fueron voluntarias y voluntarios en los planes sociales del Gobierno Democrático; modernizaron la sociedad ampliando derechos y llenando de participación y contenido las instituciones intermedias.
Ellos nos entregaron un País que si bien seguramente no es el que habían soñado aquella madrugada en la que bailaban sobre las ruinas, es muchísimo más justo y digno de ser vivido que el País que habían heredado de sus padres.
Hoy, a 30 años de aquel hecho histórico, las deudas y los desafíos son muchos, y la mejor forma de honrar ese legado es transformándolo en compromiso generacional de transformación.
Es decir, asumiendo como propias aquellas luchas, y marchando juntos por los derechos que aún debemos conquistar. El reto es construir la República con la que soñaron nuestros padres aquella noche primaveral del 83, cuando apoyaron la cabeza en la almohada sabiendo que habían cambiado la historia.
16 noviembre 2024
Opinion