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Hoy, y desde que la obra empezó, se observan deficientes señalizaciones, estrechas sendas asfaltadas por donde se canalizan los transportes de todo tipo y donde se imponen los de mayor porte, banquinas en bruscos desniveles respecto del asfalto, línea de tambores, con función de mojones, que pretenden delinear las líneas de tránsito y la caída a la franja en construcción, pero que muchas veces son embestidos por automovilistas que se encandilan o no los advierten por falta de luces, señaleros humanos presentes solo durante el día y ausentes durante las noches, etc.
Lo descripto es un somero panorama que enfrentan quienes deben transitar por este tramo. Se han escuchado algunas voces de alarma o advertencia, pero el ritmo de los trabajos no ha mejorado y las medidas de seguridad tampoco, como si no se estuvieran arriesgando vidas humanas.
Ha habido reclamos, oficiales y privados. Pero las correcciones a esta situación debieron haber sido generados por la propia concesionaria de los trabajos y el organismo concedente. Pero la situación se mantiene , y se supone que se mantendrá hasta terminar la obra, un día mes y año indeterminados.
Hasta entonces, seguirán produciéndose choques, vuelcos, derrapes, etc, con pérdidas de vida, heridos, que no podrán ser colocados en las columnas de los accidentes de tránsito, porque han sido y pueden ser evitables, en la medida que la ejecutora de la obra y, sobre todo, el organismo concedente y contralor, tuvieran un mínimo respeto por la vida de las miles de personas que transitan por el lugar.
16 noviembre 2024
Opinion