Algo se mueve en la Región Sur

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Entre los hechos positivos podemos mencionar los siguientes:

1º) La renovación de las autoridades del Ente para el Desarrollo de la Región y Línea Sur que con su nueva conducción abre una nueva etapa superadora y tendrá como su primer y gran desafío recuperar la confianza de la gente en el mismo y volver a los objetivos de su creación para transformarlo en una herramienta de desarrollo regional.

2º: La recuperación de viejos proyectos como la construcción de un acueducto desde la cordillera o del Limay que sirva para “abastecer a los pobladores y ampliar las hectáreas bajo riego de la castigada zona” afectada por una sequía sin  precedentes, cuyo primer impulsor fue el ex gobernador Mario Franco.

3º: La inclusión en programas de Nación de las iniciativas del intendente Yamil Direne de la construcción del Dique sobre el arroyo Valcheta y la pavimentación de la Ruta Provincial Nº 4 que une Valcheta con Pomona.

4ª) Las gestiones desde el Senado de la Nación mediante un proyecto de comunicación de colocar dos balanzas sobre la Ruta Nacional Nº 23.

5º) La elevación de un proyecto para la implementación de un “corredor de comunicaciones para los parajes de la región” al Interventor de la Comisión Nacional de Comunicaciones Ceferino Namuncurá, con la intermediación de la senadora nacional Silvina García Larraburu y del intendente Néstor Ayuelef por iniciativa de los comisionados de la zona.

6º) Las diligencias para reforzar las partidas presupuestarias para la búsqueda de agua, construcción jagüeles y pozos, tajamares y otros.

7º) Comenzar a apostar y a debatir sobre los emprendimientos mineros no contaminantes cuyos recursos son por demás abundantes en toda la región sur.

Hasta aquí algunos hechos recientes para destacar. Pareciera que las crisis no son otra cosa más que oportunidades para revertirlas, lo cual es muy loable.

Faltaría, eso sí, una mayor integración de la clase política que deje de lado sus aspiraciones de “partido” y se cohesione en solicitar y defender los intereses comunes a todas las localidades, entendiendo que para lograr objetivos importantes se debe trabajar en forma mancomunada sin distinciones de pertenencia política o territorial. Para eso se debe tener una visión de conjunto cuyo marco lo debe dar el Ente de Desarrollo.

A ese esfuerzo deben sumarse todas las instituciones y las fuerzas vivas en defensa de los objetivos comunes tendiendo cada vez a una integración monolítica como región.

Se deberían incentivar programas comunes y sustentables en materia ecológica, del tratamiento de residuos urbanos, de recuperación de los valles menores, de un proyecto de turismo no invasivo que incluya la preservación de los recursos e interactúe en cada uno de los pueblos, potenciando la actividad integral.

Ha llegado la hora de pensar en grande y actuar en consecuencia porque la realidad imperante en la Línea Sur no permite ya nuevos fracasos y frustraciones. Cada uno debe estar a la altura de las circunstancias.

No es hora de bajar los brazos sino de volcar todos los esfuerzos para revertir una situación que parece terminal.

Cada dirigente de la zona sur de Río Negro debe convertirse en un estadista para generar nuevas alternativas de desarrollo, porque recursos humanos no faltan y se los debería convocar con grandeza de espíritu, porque esto “o lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie”.

Una frase no muy conocida nos alienta a pensar y soñar: “Las grandes obras de las instituciones las sueñan los santos locos, las realizan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos”. Para tenerla en cuenta.

Jorge Castañeda

Escritor - Valcheta

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