En aquel entonces en base a varios argumentos opinaba que no. Hoy transcurrido el tiempo sigo pensando de igual manera pero con algunas consideraciones nuevas al respecto.
Creo que la única forma de superar los localismos es tendiendo cada vez más a la unidad de las regiones sin perder cada una su propia identidad. Es más, pensando en grande se debería fomentar en el circuito atlántico especialmente una comarca con intereses comunes en la actividad turística, cultural y económica entre otras, que potenciaría a cada una de las localidades abriendo impensables oportunidades de desarrollo en conjunto.
Si de regiones hablamos no deberíamos soslayar la importancia del Corredor Bioceánico Norpatagónico que colocaría a todo este conglomerado de ciudades en una posición estratégica incomparable pero que implicaría a su vez una serie de políticas conjuntas y mancomunadas.
Los problemas de gobernabilidad y atención de una villa como Las Grutas no se solucionarían con un cambio meramente administrativo y un gobierno propio, sino dedicando a la misma toda la atención para superar sus falencias y proyectando las obras de infraestructura que son claves para su crecimiento.
Por otra parte hay muchas circunstancias que de ninguna manera se arreglarían teniendo un intendente, concejales, contralores y toda la estructura burocrática que ese gobierno local demande. Me estoy refiriendo precisamente a los prestadores de servicios y sus desaciertos recurrentes que han terminado asustando a los turistas con precios altísimos y una oferta en alquiler de casas y departamentos que no se condicen con las mínimas normas de calidad y a veces hasta de higiene.
Eso sí: el balneario Las Grutas demanda en forma urgente un programa estratégico de desarrollo sustentable a las diferentes administraciones municipales a corto, mediano y largo plazo, con objetivos claros y consensuados con las fuerzas vivas de la villa y articular ante los gobiernos provincial y nacional la atención que merece por ser el balneario más importante de la Patagonia.
No se trata de que gobierno tiene que tener Las Grutas, sino de pensar y debatir que queremos hacer con el mismo.
También se debería analizar si la figura de un delegado es la más conveniente para su gobierno o si convendría concederle cierta autonomía a través de otras alternativas como un pequeño cuerpo colegiado de expertos en las diferentes áreas para que implementen en temporada alta las actividades que Las Grutas necesita en todas sus áreas: hotelería, gastronomía, acuerdo de precios, cultura, esparcimiento, control de actividades en la playa, estacionamiento, etc. y una preparación cuidadosa en los meses de invierno planificando la actividad veraniega.
La creación de un nuevo municipio –por más loables y bienintencionadas que sean las gestiones de quienes lo proponen y promueven- necesitaría de un amplio debate de todos los sectores involucrados encuadrado en una visión armónica del conjunto.
La segregación en cualquiera de sus formas no se condice con una política estratégica de conjunto imperante en el mundo actual donde cada vez más se avizora la importancia de unirse en bloques y actuar en consecuencia.
Lo expresado son solamente ideas para un aporte sobre el tema respetando a los actores que están bregando por la municipalización de Las Grutas.
Se deberían encontrar alternativas de un gobierno local para el balneario como la señalada más arriba u otras similares para que con tiempo se puedan aunar criterios que dejen conforme a todas las partes involucradas, considerando los aspectos económicos, operativos y la influencia que tal decisión pudiera tener en la distribución de los índices de coparticipación a los municipios y especialmente en todo lo atinente a los ejidos colindantes hacia el Sur de San Antonio Oeste, lo que no es un problema menor.
Dos entonces serán las alternativas que tendrán que tratar los señores legisladores: dar el visto bueno al proyecto de municipalización o sugerir cambios en la actual forma de gobierno de Las Grutas.
Jorge Castañeda
Escritor - Valcheta
16 noviembre 2024
Opinion