Río Negro corre peligro de perder su matriz productiva ante el avance del fracking

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YPF, la empresa petrolera estatal que es orgullo nacional para los argentinos, fue fundada en 1922 durante los gobiernos de Irigoyen y Alvear. Uno de sus principales ideólogos fue el Ingeniero Civil Enrique Mosconi, primer presidente de la empresa; el expresaría su visión y objetivos estratégicos para el desarrollo energético nacional: “No queda otro camino que el monopolio del Estado pero en forma integral, es decir, en todas las actividades de esta industria: la producción, la elaboración, el transporte y el comercio. Sin monopolio del petróleo es difícil, diré más, es imposible para un organismo del Estado vencer en la lucha comercial las organizaciones del capital privado.”
En el año 1992 la petrolera de bandera nacional sufriría quizá uno de los golpes más certeros de su historia, provocado por la ola privatizadora que caracterizo al gobierno Menemista. Con la escandalosa venta de la empresa a la española Repsol, se irían por el Atlántico más de 30 años de reservas de gas y unos 5.000 millones de barriles de crudo. YPF quedaba vaciada, los jubilados y trabajadores argentinos eran estafados.
El modelo implantado por el matrimonio Kirchner fue una continuación de las políticas neoliberales de los noventa, en vez de exigir a las petroleras cumplir con inversiones y reponer lo extraído, se opto por prologar las concesiones por otros 25 años. Los españoles se llevarían el 95% de las ganancias de YPF.
El relato del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner también se adecua al modelo energético. Cuando en el año 2012 se expropió el 51% a Repsol, nos dijeron que recuperaríamos soberanía energética y que YPF volvería a mano de los argentinos. Nada de esto sucedió; el gobierno dio señales claras de hacia dónde apuntan sus políticas energéticas. Se nombro al ingeniero y experto mundial en Fracking, Miguel Galuccio como gerente general, paso seguido, se concretó el acuerdo para que la petrolera estadounidense Chevron realice inversiones en una parte del megayacimiento de petróleo no convencional de Vaca Muerta. 
El propio premio nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel dijo que Chevron es "prófuga de la Justicia por graves daños a la selva amazónica", a su vez calificó a los contratos de "entregadores de recursos" y de dañinos para el medio ambiente por el uso de la técnica fractura hidráulica.
La ley de hidrocarburos fue "impulsada" por el gobierno nacional. Significó un avasallamiento de las autonomías provinciales, porque a pesar de afectar los bienes naturales comunes de Río Negro, no va a pasar por la Legislatura, volviéndola "inconstitucional" por violar  el art. 79 de la Constitución Provincial, que dispone que todos los contratos petroleros se aprobaran por Ley.
También avasalla autonomías municipales de más de 40 municipios declarados por sus concejos deliberantes como "libres de Fraking".
En Río Negro son 4: Bariloche, Allen, Cinco Saltos y Villa Regina.
En los alrededores de Vaca Muerta existen una decena de comunidades indígenas que reclaman sus derechos en pie de guerra. El gobierno neuquino ha reprimido en varias ocasiones mientras que las mineras como Chevron (asociada a YPF) se instalan en sus territorios chupándose el agua y contaminando las cuencas. Los pueblos originarios se declaran como un pueblo que “no es pobre, pero que ha sido empobrecido”.
Tal situación en Neuquén se asemeja a la realidad que está padeciendo el alto valle rionegrino. Potencia mundial en producción de Peras y Manzanas, la región valletana constituye para Río Negro el motor principal de su economía. Miles de chacareros, pequeños y medianos productores hacen de la actividad frutícola su medio y modo de vida. En Allen, capital mundial de la Pera, y en diversos puntos de la región, las asambleas por el agua y las cámaras de productores vienen sumando fuerzas alertando al gobierno que el sector está en crisis y que corre serios peligros.
El Fracking se ha instalado entre las chacras, la minera trasnacional Apache esta perforando el subsuelo e inyectando químicos radioactivos y contaminantes. El agua empieza a contaminarse gradualmente lo que perjudica la producción de frutas de máxima calidad, afectando directamente al productor y las economías regionales.
Pero el petróleo no solo está bajo nuestros pies sino que también está bajo el océano; a partir de ahora, se podrá perforar y explotar petróleo mucho más próximo a las costas patagónicas, al permitir a las empresas operar a partir de los 60 metros de profundidad entre el lecho marino y la superficie, lo que constituye una grave amenaza a todo el ecosistema marino, poniendo en peligro las miles de especies de peces, aves y mamíferos que viven y migran en la zona costera.
Las 41 áreas protegidas en toda la costa atlántica – 5 en Río Negro (Pta. Bermeja, Caleta de los Loros, Bahía San Antonio, Complejo Islote Lobos y Pto. Lobos) – quedan indefensas ante cualquier accidente o derrame petrolero de una torre emplazada en el mar y a la vista de todos.
Ante todo este panorama que afrontamos rionegrinos y argentinos, es oportuno tomar seria conciencia de lo perjudicial que pueden ser estas políticas para el futuro de todos. Es necesario llamar al debate a la sociedad y plantearse cuáles son los intereses reales de la región, si queremos un modelo productivo saludable, con fruticultores, con chacareros, con pequeños y medianos productores y que además siga siendo competitivo a nivel mundial, o si por el contrario preferimos profundizar la actividad petrolera en la zona, avanzando con las perforaciones y detonaciones del subsuelo, succionando el agua vital para las plantaciones y contaminando de forma irremediable el medioambiente y la salud de todos nuestros hermanos.
Queremos compartir las palabras de Monseñor Virginio Bressanelli “…cuando nosotros tocamos la naturaleza, tenemos que recordar que tiene un orden. De la naturaleza no somos dueños sino que somos administradores y todos los bienes que nos puede dar no pertenecen solo a la generación actual, sino a todas las generaciones. Hay asuntos que no se pueden arriesgar para nada, por ejemplo: si corriese el riesgo de contaminar el agua, el principio precautorio me dice que tengo que tener la absoluta seguridad, el 100% de seguridad de que no voy a contaminar.
Quizás nos tengamos que replantear nuestro concepto de progreso. Hoy tenemos un concepto muy ligado a lo financiero, a hacer crecer lo que son las arcas y el concepto de progreso sobre todo cuando se toca la naturaleza -para mí- deber ser otro, debe ser un concepto de solidaridad intergeneracional, es decir con las demás generaciones…”.
 
MONTECINO, Facundo DNI 34.318.001
IRIBARNE, Javier DNI 33.184.797
Juventud CC-ARI VIEDMA

 

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