*Por Mario Ernesto Sabbatella.
En agosto de 2016, nos vimos sacudidos por la desaparición y posterior muerte de Lucas Muñoz, un joven policía que se desempeñaba en Bariloche. Este hecho marcó un antes y un después en la historia reciente de la provincia, dejando una profunda herida en la credibilidad de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y la justicia.
Lucas Muñoz fue visto por última vez el 14 de julio de 2016 cuando se dirigía a su trabajo en la Comisaría 42 de Bariloche. Pasaron semanas de incertidumbre y búsqueda, hasta que finalmente, el 10 de agosto de ese mismo año, su cuerpo sin vida fue encontrado en un descampado en la misma ciudad. A Muñoz lo ejecutaron de un tiro en la nuca. El homicida utilizó el arma reglamentaria de la víctima y la dejó cerca del cuerpo. A pesar del tiempo transcurrido, los responsables de su muerte no han sido llevados ante la justicia.
Las investigaciones iniciales estuvieron plagadas de irregularidades, desde la desaparición de pruebas hasta la falta de respuestas claras por parte de las autoridades. Fueron y son notorias las fallas del sistema judicial y la falta de compromiso del gobierno provincial, que entonces conducía el actual gobernador, para esclarecer la desaparición y muerte de Lucas Muñoz.
Recientemente, el nuevo fiscal interviniente ha ordenado nuevas pericias en busca de evidencia, aunque los resultados no han sido concluyentes. Las investigaciones han revelado que quienes cometieron el crimen estaban muy bien preparados y planificaron cuidadosamente tanto el secuestro como el asesinato de Muñoz. No obstante, la falta de pruebas concretas sigue siendo un obstáculo.
¿Qué se oculta detrás de este crimen?
El caso de Lucas Muñoz ha despertado sospechas de encubrimiento y posibles implicancias de sectores oscuros dentro de la misma policía. Desde el principio, se especuló que Muñoz podría haber descubierto alguna actividad ilegal dentro de la fuerza policial, lo que habría desencadenado su trágico destino. También se ha mencionado la existencia de un posible "pacto de silencio" entre los involucrados, lo cual ha dificultado aún más la investigación.
Los familiares de Lucas Muñoz siguen luchando por la verdad y la justicia. A pesar del tiempo transcurrido, la familia no ha recibido ningún apoyo ni información por parte de la policía. Debemos seguir insistiendo para que se llegue a la verdad, recién allí Lucas podrá descansar en paz.
A lo largo de estos años, la falta de resolución del caso ha dejado en evidencia las falencias en los mecanismos de control y transparencia.
El recuerdo de Lucas Muñoz sigue presente, no solo en la memoria de su familia, sino en la de todos aquellos que claman por un sistema de justicia que funcione de manera efectiva y transparente. A más de ocho años de su muerte, el pedido sigue siendo el mismo: verdad y justicia.
Mientras no se logre esclarecer lo ocurrido y castigar a los responsables, el caso de Lucas Muñoz seguirá siendo una de las manchas más oscuras en la historia de la justicia de Río Negro.
*Presidente del Consejo Partido PAR Viedma
16 noviembre 2024
Opinion