*Por Gastón Renda
Esta reflexión comenzó hace más de 10 años, durante una charla familiar. Mi hijo, que entonces tenía 12 años y ya contaba, no hacía mucho tiempo, con su primer celular, nos sorprendió al aclarar en segundos nuestras dudas sobre el tema en discusión, la vacuna Sabín. Con solo una búsqueda en Google, tuvo acceso inmediato a la información. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que un cambio trascendental se había producido: el acceso al conocimiento ahora estaba al instante y al alcance de la mano, literalmente, a través de un pequeño dispositivo.
Quedé pensando cómo sería la educación en el futuro. Hoy, con la aparición de la inteligencia
artificial (IA), me sigo haciendo la misma pregunta. La pandemia de 2020 aceleró un proceso de transformación en la transmisión de conocimientos que ya estaba en marcha, destacando el uso de la tecnología y la virtualidad. Con el desarrollo de la IA, es evidente que llegaremos a un
punto donde la mayor parte del conocimiento y la información se transmitirá a través de
pequeñas pantallas, desplazando las aulas tradicionales y los espacios tal como los conocemos hoy.
En Argentina, estamos atrapados en una paradoja arquitectónica y educativa. A pesar de los enormes avances en la pedagogía y la tecnología, seguimos construyendo escuelas con los mismos principios de hace un siglo. Como arquitecto, veo con preocupación cómo esta obsolescencia afecta negativamente la calidad de la educación y limita las oportunidades de nuestros niños y jóvenes. Es evidente que necesitamos un cambio radical, y este cambio debe ser integral, involucrando a todos los actores del sistema educativo: padres, alumnos, docentes, directivos, funcionarios, arquitectos y, sin duda, los abuelos, quienes con su vasta experiencia y sabiduría acumulada pueden ofrecer perspectivas únicas y valiosas.
La obsolescencia del diseño escolar tradicional
Las escuelas en Argentina siguen utilizando un diseño que responde a las necesidades de la era industrial. Este diseño está caracterizado por aulas cuadradas, con filas de pupitres y una pizarra al frente, reflejando una enseñanza unidireccional donde el maestro es la fuente principal de conocimiento. Sin embargo, el mundo actual demanda una educación más dinámica y colaborativa, que prepare a los estudiantes para un futuro incierto y en constante cambio.
No se puede construir un edificio de avanzada para formas viejas, ni cambiar el modo de
enseñar en espacios que no están preparados para ello. Por ejemplo, una cocina puede ser un
espacio para enseñar matemáticas aplicadas a través de la medición de ingredientes, el cálculo de proporciones, etc.
Aprendiendo de Finlandia: Un modelo a seguir
Finlandia nos ofrece un ejemplo inspirador de cómo un enfoque holístico puede transformar la educación. Según un artículo de El Confidencial, las escuelas finlandesas son conocidas por su flexibilidad espacial, la integración de la naturaleza y el uso avanzado de la tecnología. Estos espacios no son meramente aulas, sino entornos de aprendizaje multifuncionales que pueden adaptarse a diferentes actividades y estilos de enseñanza, promoviendo una educación personalizada y efectiva.
Tendencias internacionales en arquitectura escolar
Espacios flexibles y multifuncionales: una tendencia clave en la arquitectura escolar moderna es la creación de espacios que se
puedan transformar según las necesidades del momento. Esto incluye aulas con paredes móviles, áreas comunes amplias y zonas de aprendizaje al aire libre. Estos diseños fomentan una mayor interacción entre los estudiantes y permiten una enseñanza más adaptativa y personalizada.
Integración de la naturaleza: la integración de elementos naturales en los entornos educativos, como jardines y aulas al aire libre, no solo mejora el bienestar físico y mental de los estudiantes, sino que también fomenta
una conexión más profunda con el medio ambiente. En Finlandia, muchas escuelas incluyen jardines interiores y exteriores que se utilizan como extensiones del aula.
Sostenibilidad y tecnología: en un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad, nuestras escuelas deben reflejar
estos valores. Utilizar materiales sostenibles, incorporar energías renovables y diseñar edificios energéticamente eficientes no solo reduce el impacto ambiental, sino que también educa a los estudiantes sobre la importancia de cuidar el planeta. Además, la tecnología debe estar en el corazón de los nuevos diseños escolares, creando una infraestructura que soporte un aprendizaje digital fluido y accesible.
El bienestar de los estudiantes: el diseño escolar también debe centrarse en el bienestar de los estudiantes. Esto implica crear entornos que sean seguros, acogedores y que promuevan la salud mental y física. Espacios
para la recreación, áreas de descanso y zonas tranquilas para el estudio individual son esenciales para un entorno de aprendizaje equilibrado.
La pandemia y la transformación educativa: la pandemia del 2020 aceleró el proceso de transformación en la transmisión de conocimientos, destacando el uso de la tecnología y la virtualidad. Estas nuevas formas y formatos de enseñanza seguirán avanzando, especialmente con el desarrollo de la inteligencia artificial. Sin embargo, esto resalta aún más la importancia de la sociabilización de los menores, su actividad física y las actividades deportivas y culturales. Es aquí donde empezaremos a trazar nuevas líneas de diseño en los espacios "escolares" del futuro.
Relevancia comunitaria e inserción
La arquitectura escolar debe también considerar su inserción y relevancia dentro de la comunidad. Las escuelas deben ser vistas no solo como lugares de aprendizaje, sino como
centros comunitarios multifuncionales que fomenten un sentido de pertenencia y cohesión social.
Los edificios escolares pueden albergar actividades comunitarias fuera del horario escolar, como talleres, eventos culturales y deportivos, convirtiéndose en un recurso valioso para toda la comunidad.
Un enfoque integral y colaborativo
Para lograr una transformación real, necesitamos un enfoque integral y colaborativo. La arquitectura escolar es solo una pieza del rompecabezas. Es vital que todos los actores del sistema educativo trabajen juntos para redefinir el aprendizaje:
? Abuelos: Con su vasta experiencia y sabiduría acumulada, pueden ofrecer perspectivas
únicas y valiosas, y fomentar el valor de la tradición y el conocimiento intergeneracional.
? Padres: Deben ser partícipes activos, ofreciendo retroalimentación sobre las
necesidades de sus hijos y apoyando las iniciativas de cambio.
? Alumnos: Sus voces son cruciales. Ellos conocen de primera mano las deficiencias del
sistema actual y pueden ofrecer perspectivas valiosas sobre cómo mejorar.
? Docentes: Los maestros necesitan estar capacitados y tener acceso a recursos que les
permitan implementar nuevas metodologías de enseñanza.
? Directivos: Deben liderar el cambio, promoviendo una cultura escolar que valore la
innovación y la flexibilidad.
? Funcionarios: Es necesario un compromiso político y financiero para apoyar las
reformas estructurales y educativas.
? Arquitectos: Debemos diseñar espacios que sean versátiles y que fomenten un
aprendizaje activo y colaborativo, elaborados a partir de diagnósticos y programas de
necesidades colaborativos.
? Psicólogos y Pedagogos: Para diseñar entornos que apoyen el desarrollo emocional y
cognitivo de los estudiantes.
? Sociólogos: Para comprender mejor las dinámicas comunitarias y asegurar que las
escuelas respondan a las necesidades sociales.
? Ingenieros: Para garantizar que las infraestructuras sean seguras, sostenibles y
tecnológicamente avanzadas.
? Diseñadores de Interiores: Para crear espacios que sean funcionales y estéticamente
agradables.
? Urbanistas: Para integrar las escuelas de manera eficiente y armoniosa en el entorno
urbano.
Reflexión final
La crisis educativa en Argentina no solo se debe a factores pedagógicos, sino también a una
arquitectura escolar obsoleta que no se adapta a las necesidades contemporáneas. Dado el
avance de la IA, la escuela ya no tendrá el monopolio del conocimiento, por lo que los entornos escolares deben adecuarse a potenciar las interacciones sociales, siendo imprescindibles los espacios recreativos y cara a cara para la educación emocional y el desarrollo interpersonal. Es hora de que reimaginemos nuestros edificios escolares, adoptando diseños flexibles, sostenibles
y centrados en el bienestar de los estudiantes. Al seguir ejemplos internacionales exitosos y
aplicar principios arquitectónicos modernos, podemos transformar nuestras escuelas en entornos que no solo faciliten el aprendizaje, sino que también inspiren y motiven a nuestros jóvenes.
Es imperativo que actuemos ahora para garantizar que las próximas generaciones reciban una educación de calidad en espacios que verdaderamente reflejen las demandas del siglo XXI.
*Arquitecto
16 noviembre 2024
Opinion