Todo en su discurso se basa en la teoría y práctica de su crecimiento personal, nada escuchamos en términos de reformas en la gestión del Estado, en transformaciones de las decisiones del sistema político en buenas políticas públicas, para lograr estimular una gestión pública de calidad.
El Gobernador critica a los partidos políticos tradicionales pero se alimenta de ellos y participa activamente con recursos del Estado en sus definiciones internas y en la elección de sus candidatos. La participación y la competencia política son constitutivas de la democracia y fortalecen a los partidos políticos como instituciones de la misma. No es casual entonces que lejos de pensar en la Reforma Política y Electoral que representan las PASO, piense en voltearlas para reincidir en lo peor de los partidos tradicionales.
Reitera su método de hablar de la Provincia como si la responsabilidad fuera de otro e insiste en el diagnóstico como método. Detrás se visualiza un Gobierno que carece de respuestas y propuestas frente a la inacción gubernamental en Río Negro.
Solo basta con ver cómo el notable y único flujo de dinero proveniente de la turbia negociación con las petroleras, se vuelca en el Modelo Populista más básico, yendo al terreno de la promesa en obra pública y a los subsidios "motivadores" del voto. Perdemos definitivamente terreno, retrocedemos en la concreción de políticas públicas hacia una educación de calidad, un trabajo digno, seguridad para una vida más tranquila, salud pública para todos, una administración pública provincial más transparente, descentralizada y eficiente, un desarrollo productivo que sea sustentable y no dañe al medio ambiente, entre otras cosas.
Weretilnek quiere ser Gobernador, pero abandona la idea de Provincia cuando no genera un Proyecto integrador y basa su accionar en el tan tentador como falso y vacío, discurso de "vecinalizar" las políticas del gobierno. A quién esté cerca y reciba los beneficios de ello podrá gustarle, pero no se construye así un modelo de provincia.
Se recuesta sin dudarlo en la complacencia triunfalista de prometidas recuperaciones, sin tomarse la pausa para resolver asignaturas pendientes y plantearse objetivos de mediano plazo. Va en la búsqueda de aliados circunstanciales y socios de la política a la que cuestiona, y potencia las salidas individualistas, la búsqueda del éxito personal a cualquier precio, los atajos rápidos y fáciles, la especulación y el oportunismo.
Encuentra para todo ello, entre otros, a una conducción provincial de la Unión Cívica Radical que, de la mano de Horacio Massaccesi, se muestra complaciente en la idea de un peronismo albertista renovador y plural, que reemplazaría al actual peronismo en el gobierno. Esa es una conclusión fácil motivada por el temor al cambio y a la fortaleza propia al momento de construir alternativas superadoras con otros partidos políticos de tinte progresista.
Recordaré para finalizar una frase del ex Presidente de la Nación Dr. Raúl Alfonsín en su recordada "Convocatoria para una Convergencia Democrática": "No hay sociedad democrática sin disenso; tampoco la hay sin reglas de juego compartidas; ni la hay sin participación. Pero no hay además ni disenso, ni reglas de juego, ni participación democrática sin sujetos democráticos". Tal vez sea esto, algo de lo que nos está faltando en Río Negro.
Marcelo Cascón (ex Intendente San Carlos de Bariloche)
16 noviembre 2024
Opinion