Lo mejor sería que con el dinero que “sobra” empezarán a cumplir las promesas realizadas de nuevos hospitales, que solo se ven en las maquetas, arreglaran las escuelas para que haya clases con normalidad, devolvieran dignidad a la gente que sufre el frío por no tener gas en sus hogares y en sus chacras en una provincia proveedora, generaran loteos sociales para resolver la proliferación de tomas en todo el territorio provincial, se ocupen de los planes sociales que eviten el aumento registrado en la mortalidad infantil, que equipen los hospitales de la aparatología y los insumos requeridos para no derivar recursos a la actividad privada, que funcionen los planes sociales enumerados en los presupuestos pero no ejecutados, que arreglen las intransitables rutas provinciales de la línea sur, como la que une Jacobaccci con Ñorquinco, que acondicionen las cárceles para que no se escapen más presos, que equipen a la policía para que cumpla sus objetivos con más eficiencia y bajen los altos índices del delito, construyan las obras sanitarias para dejar de contaminar nuestros ríos, que dispongan de más recursos para paliar la peor crisis de la fruticultura sin bajar los presupuestos autorizados como ocurre con el presente.
Que realicen los estudios ambientales necesarios antes de autorizar emprendimientos que pueden dañar su equilibrio ecológico, que elaboren políticas con mayor inclusión a la discapacidad y la ancianidad, que protejan con más recursos todas las actividades productivas, que terminen el prometido puente en la isla Jordán y todas las obras de viviendas anunciadas.
Cuando estos objetivos sean cumplidos, entonces hablen de superávit. Mientras tanto cumplan con el mandato de la ciudadanía que los eligió para solucionar sus problemas y no para hacer economía a costa de las carencias que sufren a diario.
Jorge Ocampos Legislador CC-ARI.
16 noviembre 2024
Opinion