Estos generadores de riqueza regional, no tienen otras herramientas para manifestar el estado de agonía en que se encuentra la actividad, que salir a las calles, a las rutas, para que los gobernantes sepan que no se resignan.
Los gobiernos nacional y provincial, no aciertan en dar respuestas concretas al diagnóstico de situación terminal de la economía regional, aceptado por casi todos.
Siguen con las dilaciones y los juegos políticos-partidarios, jugando con el drama, como si una empresa que se cae o un productor que tira la toalla, puedan ser reemplazados rápidamente por otros. Y las empresas empiezan a caer y los productores cada vez son menos; y las divisas por ventas al exterior, ya son irrisorias; y los puestos de trabajo se cierran, y el circulante monetario que se genera en las chacras, se estrangula y estalla en la caída del consumo y las actividades en general.
No advierten tampoco, los daños irreversibles que provoca la desatención de las demandas que tiene cada ciclo biológico (poda, limpieza de canales, fumigaciones, raleo, cosecha…).
Todo tiene un tiempo; el ciclo no espera, avanza, como avanza la degradación de la actividad, de la mano de la desfinanciación y el desaliento del productor.
El gobierno ofrece subsidios con escasos o nulos controles sobre su uso, o sea parches, parches que no alcanzan y hasta tientan a la malversación, a la corrupción. Y debajo de esos parches, la crisis sigue su evolución, que está cerca de lo irreversible.
Si, por una vez, los gobernantes no toman en serio a la crisis frutícola y buscan soluciones de fondo a corto, mediano y largo plazo, seguramente en algún tiempo, no tendrán reclamos de productores; es decir, lograrán lo que muchos quieren. Un estado de paz, de tranquilidad, que es la misma paz y tranquilidad que reina en los cementerios.
JORGE ARMANDO OCAMPOS
Legislador Frente Progresista Río Negro.
16 noviembre 2024
Opinion