Nota de Opinión
Por: Roberto Díaz, presidente de la Unión de Inquilinos de Río Negro.
La comisión
debe pagarla el propietario. Afirmación que asusta y pone en alerta a las
inmobiliarias, es decir al Mercado, que rápidamente hace lobby sobre los
representantes del pueblo para defender sus intereses, como ocurrió con las dos
leyes nacionales que volteó antes que este año se aprobara la nueva Ley de
Alquileres, y como ocurre hoy en día en el concejo de Viedma y Bariloche,
cuando se los quiere obligar a cumplir con la ley.
Pero esa
afirmación no la dicen los inquilinos, lo dice la Ley Provincial 2051 en su
artículo 26 inciso g, desde el año 1988 que se encuentra vigente, y que crea
los colegios de martilleros y corredores públicos en nuestra provincia.
Para no
cumplirla ellos señalan que existe la Ley de Desregulación Económica Nacional
para profesiones liberales, pero que en ningún caso se contrapone a la ley
provincial. Si esto fuera así, no podría haberse aprobado en CABA (hace tres
años), la ley que obliga cobrar ese dinero a los propietarios. Luego ocurrió lo
mismo en La Pampa, en el 2018. Ambas normativas están vigentes, y por supuesto
fueron llevadas a la justicia por los martilleros, que perdieron en los fallos
que declararon a la misma como "inconstitucionales".
Es
importante señalar que tanto en CABA como en La Pampa, nunca estuvo en discusión
que la Ley de Desregulación Económica de Menem y Cavallo colisionara en
absoluto con la normativa que efectivamente ambas cámaras legislativas votaron.
En ambos
casos, se indica que el cobro de esa comisión a los inquilinos es uno de
los principales obstáculos para que los ciudadanos y ciudadanas cumplan con el
derecho constitucional de acceder a la vivienda, que significa un mes más de
alquiler y expulsa a muchas personas a la informalidad, o a las tomas de
tierras como ocurre ahora.
Es más, en
ambos casos se señala que no sólo no colisiona con la Ley de Desregulación
Económica, sino que además el pacto contractual no se realiza con el
"potencial" inquilino, sino con el propietario que es quien en primer
lugar contrata los servicios del martillero cuando lleva su vivienda para que
sea alquilada.
Ambos fallos
también señalan que no afecta el "libre" trabajo de los
martilleros/as, porque la ley no les impide cobrar la comisión, sino que lo que
regula es que se la cobren a su "comitente", a los propietarios, ya
que son los que "generan el negocio" de beneficio para sí. Y excluyen
al inquilino/a que sólo busca concretar un derecho constitucional, y eso no
puede verse afectado por leyes ni por prácticas de ningún tipo.
Para ponerlo
en términos sencillos, señalemos el siguiente ejemplo. Alguien quiere vender un
auto, y lleva el vehículo a una concesionaria. El vendedor, hace lo suyo, lo
vende. Nadie discute que es el propietario quien deja "la comisión"
por esa venta. A nadie se le ocurriría pensar que el comprador es el que
debe pagar por el negocio que hace el propietario y el intermediario. Y en este
caso, ni siquiera hay un Derecho Constitucional en juego.
¿Y por qué
el Mercado Inmobiliario actúa de esta forma? Simple: ambos fallos señalan que
el inquilino/a es la parte más débil, y como el mercado de alquileres de
vivienda permanente es monopólico (concentra el 80% de la oferta), puede
imponerle condiciones a los locatarios/as (que son los que sí o sí necesitan
alquilar) pero no a los propietarios (no puede decirles, básicamente,
"sino te gusta, te vas").
El cobro de
la comisión inmobiliaria hoy afecta terriblemente el ingreso a una vivienda, y
más en tiempos de pandemia. Un alquiler promedio se encuentra entre 25 mil y 30
mil pesos para una familia tipo. Para ingresar a una vivienda una familia debe
pagar el mes de ingreso, el mees de depósito, la comisión (aunque ilegal)
inmobiliaria, más los sellados. Es decir, estamos hablando de unos 80 mil a 100
mil pesos. Sin contar los gastos de una mudanza. ¿Quién tiene ese dinero?
Nadie.
En este
sentido, desde la Unión de Inquilinos Rionegrinos, pedimos a los representantes
del pueblo que tomen la decisión política de defender a los más débiles, a las
mayorías (el 21% de los habitantes de una ciudad, son inquilinos/as), y que
tengan la fortaleza de hacer cumplir la ley vigente para romper con la lógica
que unos pocos han logrado naturalizar, con simples fines económicos.
16 noviembre 2024
Opinion