Por Nora Aurora Cader (*)
Hoy se conmemoran dos hitos importantes para nuestra sociedad, por un lado el Día Internacional de los Derechos Humanos y por el otro, el 38° aniversario de la restauración de la Democracia en nuestro país. Ambos hechos estas intrínsecamente vinculados, porque es el sistema democrático el que propicia que todas las personas puedan ejercer libremente todos sus derechos.
A 73 años de que la Asamblea General de las Naciones
Unidas adoptara la Declaración Universal de Derechos Humanos, tras la
finalización de la Segunda Guerra Mundial,
sabemos que quedan deudas pendientes como el cuidado global del ambiente
y la reducción de las desigualdades. Esto ha quedado más que evidenciado
durante los últimos dos años, donde una pandemia sin precedentes ha golpeado a
la población mundial, pero en especial a los país más pobres, donde el acceso a
la salud no está garantizado para todos los ciudadanos.
Como sostuvo la alta comisionada para los Derechos
Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet: "la igualdad es cuestión de
empatía y solidaridad, y de comprender que, en tanto que como miembros de una
sola humanidad, nuestro único modo de avanzar es trabajando juntos por el bien
común".
A nivel país en tanto, celebramos el período democrático
más extenso de nuestra historia, marcada por reiteradas interrupciones del
orden institucional y que entre 1976 y 1983 quedó marcada por la dictadura más
sangrienta que recurrió a la muerte, la desaparición, la tortura y al destierro
para acallar a todas las personas que denunciaban sus atropellos. Hoy seguimos transitando
un camino que se inició el 10 de diciembre de 1983 cuando asumía como
presidente Raúl Alfonsín, un mes y medio después de las históricas elecciones
del 30 de octubre, donde 18 millones de personas pudieron votar en elecciones
libres y abiertas, poniendo fin a los denominados años de plomo.
A pesar del tiempo transcurrido seguimos teniendo una todavía joven democracia que necesita ser fortalecida día a día para poder ir zanjando las materias pendientes y garantizar que todos nuestros ciudadanos y ciudadanas puedan ejercer sus derechos y asumir sus obligaciones, donde los actores políticos e institucionales abandonen la grieta y puedan dejar de lado las diferencias para construir a partir de las coincidencias, donde la discriminación y los mensajes de odio no tengan lugar. Una sociedad democrática se construye día a día, superando dificultades, asumiendo desafíos, sobre la base de la libertad y la igualdad. Por todo esto debemos celebrar este 10 diciembre que, aunque lo parezca, no es un día como cualquier otro.
16 noviembre 2024
Opinion