* Por Paolo Etchepareborda
Las sociedades atraviesan distintos momentos históricos que construyen en parte por tradiciones, pero fundamentalmente por construcciones culturales que hoy se generan desde los sectores que disputan el poder hegemónico y que forman parte del sistema capitalista, y que utilizan todos los medios a su alcance para disputar y construir su poder.
El lenguaje inclusivo, sin lugar a dudas, vino a cuestionar parte de esa hegemonía que se propone como única e irrefutable, la de una sociedad donde la meritocracia y fundamentalmente el patriarcado son condiciones fundantes para sostener ese poder.
Bajo esos preceptos se debe construir la sociedad pretendida y no aceptan por ello nada que cuestione esa lógica.
Por eso no es casual que personajes como la ministra de educación porteña, pero principalmente quien se postula como el representante de esos intereses disfrazado de progre, hayan lanzado una ofensiva contra una herramienta de reconocimiento de un “otre” que no solo “habla” diferente, además cuestiona lo establecido como norma.
En nuestra provincia, como no podía ser de otra manera, apareció en escena un oportunista de la política que, emulando la decisión del gobierno porteño, pretende indicarle al nuevo Ministro de Educación Pablo Núñez que debe hacer lo mismo y prohibir así el lenguaje inclusivo en las escuelas rionegrinas.
Ante este pedido formal, quiero expresar mi rechazo y la del Partido Socialista de Río Negro a la Solicitud del Legislador Rionegrino Juan Martín, de Juntos por el Cambio, quien pretende prohibir, e imagino castigar a quienes lo hagan, el uso del lenguaje inclusivo.
* Paolo Etchepareborda
Profesor de Historia
ex Candidato a Diputado Nacional por el Partido Socialista
Militante de UnTER
16 noviembre 2024
Opinion