Quién ganó y quien perdió con el Gran Acuerdo rionegrino

Análisis de situación

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De la Redacción:


La espuma de la efervescente elección del domingo pasado comienza a bajar y así como va volviendo a la normalidad el mundillo político también van quedando marcas de la intensidad de un mes signado por la campaña y reclamos sindicales en simultáneo.

La forma en que ganó Juntos Somos Río Negro esta elección no era la esperada, por eso ahora mismo ya se replantea una estrategia para no llegar a la asunción de diciembre anclado al desgaste natural que tendrá el Gobierno de Arabela Carreras de acá al final de gestión.

No haber resuelto a tiempo la problemática con los docentes, con el sector de la Policía y con los trabajadores de la Salud significó un transitar por demás adverso en la previa y durante el proceso de campaña electoral, que además fue aprovechada por Cambia Río Negro, que exaltó desde los reclamos policiales en buena parte de la Provincia hasta un anegamiento de calles en Viedma. Desde Vamos con Todos , también hicieron lo propio con el reclamo de los docentes.

La población llegó a las elecciones con un nivel de hastío tan grande que si se suman los porcentajes de ausencia en las urnas con los votos nulos y los blancos el descontento popular se mide en un 40 por ciento. El escenario no podía ser peor.

Así, Weretilneck observó en las últimas semanas cómo un triunfo que un año antes estaba diseñado para ganar, por algo parecido a un clamor popular para su regreso, se reducía a una victoria ajustada, pese a que su encuestador de esta oportunidad le había dado un 59% de adhesión. Su experiencia en los menesteres electorales no lo dejaba tranquilo y decidió despegarse –aun más- de la gestión de Arabela Carreras, ofreciendoun discurso ajeno durante las cuatro semanas de campaña.

El gran acuerdo rionegrino que había pensado para “jubilar” a Aníbal Tortoriello de la política empezó a mutar para ser un elemento fundamental en el triunfo. Haber acordado con el peronismo y el radicalismo empezaba a ser un As en la manga, cuando no único recurso de triunfo.

Para la conferencia de prensa del domingo en Cipolletti, donde se consagró nuevamente gobernador de Río Negro, Weretilneck llegó junto al intendente electo de su ciudad, Rodrigo Buteler, quien sumó más voluntades que el propio ex intendente. Toda una señal. También concurrió, a pedido del propio Weretilneck, el senador Martín Doñate, quien se erigió acaso como el otro gran ganador de la elección.

La apuesta de Doñate meses atrás por el acuerdo con Weretilneck se parecía más a una trampa política que a un triunfo rimbombante. Muchos de los propios, pero fundamentalmente el sorismo, lo acusaron de traidor a él y a los suyos y ensayaron una especie de asalto al PJ, que duró apenas unos días hasta que la Justicia Federal de Viedma le devolvió la conducción a Doñate.

Este domingo el aporte de Nos Une Río Negro a la causa de Weretilneck cotizó el doble de lo que valía 24 horas antes. Fueron 11 los puntos que sumó el peronismo oficial a la alianza con Juntos Somos Río Negro, una alianza además avalada por la propia Cristina Fernández de Kirchner, que incluso vino a Viedma y siempre quiso estar al tanto de cada movimiento. El acuerdo la entusiasmó, dicen, como aquellos tiempos donde supo tener a Miguel Saiz como un incondicional aliado.

La apuesta por el gran acuerdo le significó a Nos Une Río Negro la obtención de cinco bancas en la Legislatura: tres por la sábana y dos por circuitos. Además de las que consiguieron aquellos que integraron la lista verde como extrapartidarios. La representación peronista no sólo otorgó votos sino también amplitud de territorio, sin contar los triunfos o bancas obtenidas en elecciones municipales y las intendencias retenidas.

El radicalismo de la histórica Lista 3 también aportó lo suyo y se quedó con dos escaños en la Legislatura. Lo exiguo de la victoria de Juntos Somos Río Negro hace que la próxima gestión deba ser efectivamente con el consenso del peronismo y el radicalismo, dos partidos siempre ávidos y con vocación de poder. Acaso un aprendizaje para un gobernador que pasó dos gestiones holgado de poder político, construcción territorial y sin mayores discusiones en la Legislatura. Desde el Ejecutivo, Weretilneck sentirá en carne propia, posiblemente, la peregrinación al bloque de sus propios aliados a la hota de conseguir votos, tal el juego que se da hoy en el Senado y que lo tiene a él como protagonista a la hora de aprobar proyectos de interés del Gobierno Nacional.

Son tiempos difíciles. Son tiempos de consenso porque solo parece haber margen para el acuerdo. si es que no se quiere la ruptura y el caos, frente a un escenario electoral que se acerca y se observa similar.

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