A un año de su puesta en marcha, el programa “Ninguna mesa sin pan” continúa sosteniendo a decenas de familias de Choele Choel, en un contexto marcado por la profundización de la crisis social y la reducción de políticas alimentarias a nivel nacional. Impulsado desde la Unidad Básica Eva Perón, el proyecto se convirtió en una respuesta concreta frente a la creciente demanda de alimentos básicos en la localidad.
La propuesta se originó como una acción barrial en medio del ajuste económico implementado por el gobierno nacional. Desde entonces, cada jueves, se reparten entre 70 y 80 kilos de pan elaborado por vecinas y vecinos que se organizan en torno a la producción colectiva y la colaboración voluntaria. La entrega se realiza en la sede ubicada en Avellaneda y Ricardo Rojas, donde el movimiento comunitario cobra forma con trabajo, insumos donados y una red de personas comprometidas con la asistencia directa.
En diálogo con este medio, referentes del espacio señalaron que el objetivo no es solo mitigar el hambre, sino también “sostener la dignidad” de quienes atraviesan situaciones críticas. “Compartir el pan es también compartir comunidad, afecto y compromiso”, remarcaron desde la organización. La iniciativa apunta a mantener viva la práctica solidaria, en contraposición a lo que describen como un creciente clima de individualismo e insensibilidad por parte de los sectores de poder.
La acción se desarrolla en paralelo a lo que describen como un “vaciamiento de recursos” destinado a comedores y merenderos en todo el país. En ese marco, desde el espacio remarcan que, ante la falta de respuestas estatales, se vuelve necesario reforzar las redes de contención local y poner a disposición todas las herramientas posibles para garantizar el derecho a la alimentación.
La logística semanal del programa implica no solo la elaboración del pan, sino también la recolección previa de insumos donados por la comunidad. Harina, levadura, agua y manos dispuestas a amasar componen la cadena de producción que permite, cada semana, que más de 80 mesas en Choele Choel cuenten con un alimento básico que, en muchos casos, representa la única comida segura del día.
Desde la organización destacan que la iniciativa continúa abierta a la participación de quienes deseen sumarse, ya sea cocinando, colaborando con insumos o ayudando en la distribución. En tiempos donde las estadísticas marcan un aumento de la pobreza y la indigencia, el sostenimiento de este tipo de acciones barriales se vuelve clave para muchas familias que no encuentran respuestas en las políticas oficiales.
La experiencia de “Ninguna mesa sin pan” pone en evidencia no solo las consecuencias del ajuste sobre los sectores populares, sino también la vigencia de los espacios comunitarios como refugio ante las urgencias cotidianas. En palabras de sus impulsores: “Que ninguna familia quede afuera, que todas las mesas tengan su pan”.
Esta redacción continuará siguiendo de cerca el desarrollo de esta y otras iniciativas comunitarias en la región.

6 diciembre 2025
Río Negro