En ese momento mi ex marido había bajado 20 kilos. No dormía de los dolores durante las noches, apenas se sostenía de pie, no parecía un enfermo diabético, tristemente parecía un paciente oncológico en la cuarta etapa de la enfermedad. Sólo le faltaba el bastón para poder caminar. Ni siquiera lo podíamos sacar a pasear porque el movimiento del simple andar en auto, le hacía doler la piel y los huesos. Su enfermedad se había agravado muchísimo; de inyectarse insulina dos veces al día pasó a inyectarse 6 veces al día, con dos insulinas distintas, una de efecto lento y la otra con efecto rápido. Pero así y todo nada aliviaba su salud. Nunca olvidaré el día que lo encontré tirado en su casa, dejándose morir de tristeza y dolor. Sí, tristeza y dolor porque un día llegó a su lugar de trabajo y no tenía más oficina, no tenía un lugar físico dentro de la empresa, incluso le retiraron la computadora personal y el celular interno. De un día para otro se vio sin trabajo. Sus compañeros con los cuales compartió 17 años de trabajo apenas lo saludaban, y algunos ni eso.
Pidió hablar con el presidente de la empresa, quien nunca lo atendió porque estaba muy ocupado con el tema de las chequeras perdidas, y su caso era “un trámite dentro de la empresa vial”. Guerra estaba muy ocupado escuchando a los alcahuetes de turno, esos mismos que fueron alcahuetes de otros presidentes de la empresa vial en el pasado y lamentablemente lo seguirán siendo en el futuro porque no saben hacer otra cosa. Lo único que saben hacer es desprestigiar a sus compañeros de trabajo cuando ven que les hacen sombra laboralmente.
Lo peor es que durante seis meses nunca nadie lo llamó de parte de la empresa para ver cómo estaba de salud. Para preguntar si necesitaba algo, ni siquiera llamó el ingeniero jefe ocupándose. Ése mismo ingeniero que después que el caso se conociera por las redes sociales y los medios de comunicaciones, llamó a su celular diciendo que era un amigo de mi ex y deseaba hablar con él. Ese mismo ingeniero jefe que en una reunión de sindicatos y gente por parte de la empresa dijo: “algo habrán hecho si los están echando”.
El mismo que un mes más tarde hacía de emisario del ministro de obras públicas y 20 días más tarde también hacía de emisario de José Luis Guerra pidiéndole al padre de mi hijo, que se reuniera porque deseaban hablar con él. Recuerdo que ese día me enojé y le recordé al padre de mi hijo que él había llegado a ése estado de salud por esa gente, nada tenía que hablar con el ministro estando enfermo. “Si ésta gente pensaba que en plena campaña política, le iba mandar a un moribundo al ministerio de Obras Públicas acompañado por el ingeniero Jefe Néstor Rio de la empresa vial para que le saquen una foto y después los diarios amigos del gobierno titularan que el bueno de Vaca Narvaja había recibido al empleado vial, se equivocaban. O si pensaron que les iba librar el conejo herido a los leones, me subestimaron”.
Tres partes médicos firmado por distintos profesionales de la salud, llevé a la empresa. Los tres coincidían en algo: la enfermedad agravada del paciente y la nueva declarada, se debían a cuestiones netamente laborales y le solicitaban al presidente de la empresa de modo urgente aclarar dicha situación laboral. Pero el actual funcionario tiene una personalidad tan perversa, que se tomó su tiempo y tardó en tener la solicitada reunión con uno de sus empleados.
Pasaron muchos 8 meses y gracias a Dios, a los médicos (Psicólogo, Psiquiatra, Diabetologó, interconsulta médica en Bs As en el Hospital Italiano, hoy mi ex marido, o sea el papá de mi hijo de 13 años está mejor de salud.
En menos de dos meses, entre Diciembre y Enero, José Luis Guerra mandó un par de emisarios tratando de buscar el dialogo.
Pero… ¿Sabe una cosa Don Gerra? Un poco tarde para mi gusto. Usted podrá pedir disculpas personalmente de ser necesario, pero el padre de mi hijo jamás volverá hacer la persona que era, intelectualmente sí, pero físicamente no. El padre de mi hijo podrá aceptarle sus disculpas, no sé. Pero, ¿sabe qué? Usted y yo sabemos que “sus disculpas son tan cínicas como perversa es su personalidad”. Una chequera perdida más la salud de una persona, no es igual a cero. Nunca se puede comparar la vida humana con los problemas administrativos que una empresa pueda llegar a tener, por más complejos que éstos sean.
Usted señor Guerra está tratando de congraciarse con la gente que injustamente dejó afuera, hizo sufrir y maltrató. Y lo está haciendo sínicamente sólo para mantener su puesto de Director en Vialidad Provincial. Acompañado de profesionales incapaces y cobardes como el señor ing. Néstor Rio, como el señor Ing. Jorge Gutierrez, el señor ing. Carlos Riat, y el señor Tulo Legaz, que se arrastran por orden suya para salvarse. Esos mismos que le hablaron mal de los compañeros que echaron injustamente, y que admiten haberse equivocado pero el daño ya está hecho. Hoy señor Guerra Usted sigue jugando en esta crisis Provincial con la necesidad de los profesionales dejados de lado. Usted con su grupo de ladrones y corruptos son parte de esta crisis provincial. Cuando se cobran sueldos altos y no se ejecuta nada, eso también es robar al Estado. Inocentemente hoy el señor Guerra pide disculpas, se sigue burlando de la gente.
Roxana Gallego
DNI: 25.402.139
Viedma – Río Negro
16 noviembre 2024
Opinion