Pareciéramos aceptar con resignación una opción entre dos enfermedades terminales y no nos sale la voz para gritar que queremos vivir, y que queremos vivir saludablemente.
No podemos plantearnos elegir entre obra pública que ocupe mano de obra y excelencia en la calidad del servicio educativo. Debemos exigirnos obtener ambas cosas.
Vivimos en una democracia de partidos políticos. Es cierto que hay que revisar el concepto. No hay dudas de esto. Pero hoy es la única herramienta a nuestro alcance. La actividad partidaria para hacer ejercicio republicano, en el gobierno o en la oposición.
La vida interna de los partidos políticos es mejorable, es perfectible, pero no si abandonamos la lucha, si abandonamos la voluntad política de ser parte de la República.
Si hay que curar a la República, solo será posible si lo hacemos con las herramientas de las que la propia República nos ofrece. Por eso, los partidos políticos son como sangre que fluye por sus venas. Y la República entra en un cuadro de anemia cuando los partidos se achican, se vuelven endógenos, cuando la sangre no se renueva, no se mezcla, no se abre.
Los radicales, que fuimos gobierno durante 28 años y que conducimos el municipio desde hace 10 años, entendemos que es imprescindible abrir nuestro Comité Viedma para que cada radical viedmense sepa que hay un lugar en el que puede ser savia para la vida de nuestra pequeña República, la más doméstica, la más cercana, la que más conocemos. Hablo, claro, de nuestro municipio de Viedma.
El 16 de noviembre los radicales viedmenses elegiremos, en elecciones internas, una nueva conducción.
Escucharemos a decenas de veces hablar de cambios.
Recuerdo a un amigo, gran lector, hombre de fina sensibilidad que en muchas oportunidades, frente a situaciones similares a las actuales me refería un libro que, finalmente tuve que incorporar a mi biblioteca un ejemplar de “El Gatopardo”, la obra de Lampedusa que frente a la integración del territorio italiano y el advenimiento de la República, pone en boca del sobrino arribista una frase que supuso, consolaría al viejo Príncipe, le dijo "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".
Queremos mejorar. Queremos que el radicalismo y su expresión física que es el Comité, sea un lugar de realidades, de opciones serias, saludables, abierto a la comunidad, con oídos para escuchar a todos, con boca, para que todos hablen, con voluntad de poder, para que sigamos siendo gobierno, para que esta interna no sea “una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".
16 noviembre 2024
Opinion