Todo comenzó el viernes, cuando al edil le hurtaron su equipo informático en plena sesión del Concejo Deliberante. Inmediatamente hizo la denuncia y pocas horas después ocurrió algo curioso: un par de efectivos policiales golpearon la puerta de su propia casa con una orden de allanamiento.
En un principio, algunas fuentes policiales señalaron que este tipo de allanamientos suelen ordenarse ante supuestos casos de “auto-robos”, es decir, cuando el presunto damnificado ha denunciado un hecho delictivo que en realidad no existe.
Sin embargo, la policía aclaró rápidamente que se trató de un error en la confección de la documentación de la causa. “Cuando los allanamientos fueron otorgados, los tomó el personal de guardia que no era el personal que había instruido la orden, por eso no notaron la falla”, explicó el jefe policial a La Palabra.
Los efectivos cumplieron su trabajo a rajatabla. Chequearon el domicilio, tomaron el equipamiento necesario, subieron al móvil y se trasladaron hasta el lugar. Cuando estaban por efectivizar el allanamiento se dieron cuenta que la dirección correspondía a la casa particular del damnificado.
“Clarificado todo esto, se pidió disculpas y se retiraron del lugar”, dijo Corradini, quien atribuyó todo a “un error involuntario de Tribunales”.
Ahora, la documentación volvió al Juzgado para que vuelva a efectuarse la orden. Esta vez, se supone, con los domicilios correctos.
21 diciembre 2024
Judiciales