En medio de una marcha, Garcés enfrentó a los hospitalarios

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Los trabajadores hospitalarios, que realizan retención de servicios en el nosocomio, se concentraron esta mañana en la plaza Villarino y desde allí se dirigieron, por la calle Comodoro Rivadavia, a la municipalidad.
Los manifestantes se sorprendieron al advertir que, a poco de llegar, el intendente Garcés salió a la explanada de ingreso al edificio para –según expresó- recibir un  petitorio. “Escuché que querían entregarme algo y corresponde que salga a recibirlo”, sostuvo.
No obstante, inmediatamente aclaró que no estaba dispuesto a reunirse con la dirigencia de ATE, a quienes acusa de transmitir de manera  errónea las propuestas del Poder Ejecutivo.
“Siempre estoy dispuesto a dar la cara, pero no tengo la varita mágica”, manifestó Garcés a los ruidosos empleados del hospital Pedro Ecay, que estaban acompañados por dirigentes de la CTA de Viedma.
Añadió que “hemos hecho todos los esfuerzos y seguiremos haciéndolo. Entiendo el  reclamo, pero ustedes deben entender que no hay posibilidad económica”.
Tras ello el intendente dio media vuelta e ingresó al municipio, en medio de reclamos y protestas de los manifestantes, los que siguieron dialogando con algunos concejales.
En ese mismo escenario, la dirigente de ATE Marcela Galindo le pidió a Garcés “un gesto hacia el pueblo…bajen un cambio”. Cuando el intendente se retiró manifestó: “Que se vayan…el pueblo está indefenso en manos de estas personas”.
En el Concejo
Luego de algunos minutos de deliberaciones las partes decidieron reunirse en el recinto del Concejo Deliberante, con el fin de confeccionar un acta en el que se detalle la propuesta del Ejecutivo y el compromiso gremial de levantar las medidas de fuerza.
Sin embargo, tras arduas discusiones, no llegaron a un acuerdo en la redacción y todo volvió a ‘foja cero’.
El acta, escrito por el oficialismo, mencionaba que el Ejecutivo se comprometía a pagar el beneficio del SIDIIS a todos los trabajadores, a renovar los contratos a los empleados del hospital y a gestionar la obtención de fondos para abonar una suma fija de dinero (y por única vez). En ese sentido, los gremialistas insistieron en que el intendente había mencionado la cifra de $ 1.000 para cada uno, lo que era desmentido por los oficialistas. Allí apareció la primera diferencia.
La otra disconformidad se presentó cuando el escrito indicaba que ATE no podría realizar más asambleas dentro del hospital –dentro de una tregua de 45 días- y se debían quitar todos los carteles de protesta que están distribuidos por todo el nosocomio.
Ello fue absolutamente rechazado por los dirigentes gremiales, quienes –incluso- trataron de delincuente al concejal peronista Alfredo Cabeza, principal negociador por parte del oficialismo.
Todas estas diferencias hicieron que los trabajadores no firmaran el acta, se retiraran del Concejo y decidieran continuar con las medidas de fuerza.

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