El expediente de la causa ingresó al Juzgado de Instrucción 4, a cargo del juez Ricardo Calcagno, y a la Fiscalía del doctor Eduardo Fernández, quien solicitó los primeros informes médicos y policiales, según pudo averiguar B2000.
El testimonio de los denunciantes indica que los hechos comenzaron el sábado 4 de agosto, entre las 7 y las 8.30 de la mañana, cuando dos cabos y un gendarme se retiraban del boliche bailable ubicado en una galería de calle Rolando, entre Mitre y Moreno, y permanecieron en la vereda para comer algo.
Según expresa el relato al que accedió B2000, en esa oportunidad, una mujer se acercó a ellos para pedir un cigarrillo, situación que habría generado conflicto con otro hombre que estaba dentro del local nocturno y al salir la cuestionó. En ese momento, el hombre habría vuelto a ingresar al boliche y luego salieron unos 3 o 5 "patovicas" (como se conoce en la jerga al personal de seguridad) quienes increparon y provocaron verbalmente al personal de Gendarmería.
A partir de allí se habría producido un descenlace lamentablemente conocido en el ambiente nocturno.
"Le digo a ellos que no le habíamos pegado a nadie, que éramos gendarmes y no deseábamos tener problema con ninguna persona. Uno de ellos comenzó a dar empujones sin ninguna razón o motivo que le hubiéramos dado y a decir que debíamos retirarnos del lugar", señala uno de los gendarmes para luego agregar que en ese momento "observo que una de las personas de seguridad empujó violentamente al cabo produciéndole una caída en la que pude ver que sufrió un fuerte golpe contra el suelo".
"A continuación el cabo se incorpora y en ese momento veo que un patovica le tira una patada al gendarme sin alcanzarlo. Seguidamente otro de seguridad le tira una patada al cabo y lo impacta en el pecho", describe.
Según sostienen los testimonios, los cabos y el gendarme no ofrecieron resistencia ni respondieron a las provocaciones para evitar que los siguieran agrediendo.
"Continuamos con una postura de defensa y comenzamos a retirarnos recibiendo permanentemente agresiones verbales", oportunidad en la que se separaron y perdieron contacto directo entre los tres.
A partir de ese momento, denuncian que tomó intervención la Policía de Río Negro para detener al personal de Gendarmería golpeándolos en la vía pública y luego dentro de la comisaría, ocasionándoles lesiones en la cabeza y el cuerpo, sin que en ningún momento hubieran opuesto resistencia a la autoridad, según sostienen.
En el caso del gendarme que terminó en la vereda rodeado de "patovicas", comentó que estuvo boca abajo, con la visión parcialmente cubierta, sin poder moverse y recibiendo golpes hasta que llegó un móvil policial "del cual desciende un grupo de policías que me esposan y siguen golpeando e insultando", lo suben al patrullero y lo trasladan a la Comisaría Segunda.
Uno de los cabos que intentó alejarse para dar aviso de la situación a sus superiores, fue interceptado por otro patrullero que le da voz de alto "a lo que sin poner resistencia alguna accedo a ser reducido". "Seguidamente me ponen en el piso, y ya con las esposas colocadas, comienzo a recibir una gran cantidad de golpes de manos y patadas, en la parte frontal, lateral y trasera de la cabeza, como así también en el resto del cuerpo", describe.
Una vez en la comisaría fueron trasladados al calabozo y revisados por un médico policial. El personal gendarme solicita al oficial de guardia que se informe sobre la detención al Escuadrón 34 "y el mismo responde que lo va a hacer cuando tenga ganas y si quiere".
"Ante la insistencia de solicitar el llamado a la Guardia de Prevención del Escuadrón, procedieron a sacarme del calabozo, reducirme y golpearme con las tonfas y a tirarme al suelo, patearme en el piso en las costillas y en la cabeza no recordando más nada porque perdí el conocimiento", añade el testimonio en el que se aclara que los funcionarios policiales no portaban galones de identificación.
La detención se extendió hasta cerca de las 22 horas del sábado, cuando finalmente, luego del cambio de guardia, recibieron el auxilio del comandante Rubén Marcelo Olima, jefe de la Unidad de Montaña (Cencamon) y de los abogados Darío García Saavedra y Carlos Arrative.
Los acusan por atentado y resistencia a la autoridad
De forma paralela, en la Unidad Fiscal de Atención Primaria (UFAP) fue presentada una denuncia contra uno de los gendarmes a quien un funcionario policial acusa de atentado y resistencia a la autoridad en el marco del mismo hecho. Según establece la legislación vigente, habrá una instancia de mediación entre ambas partes.
21 diciembre 2024
Judiciales