Declara Montero en el juicio por las coimas del Senado

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El juicio que comenzó el 14 de agosto de este año, avanza con bajo perfil, opacado quizás por la disputa planteada por el gobierno nacional sobre la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Desde entonces declararon figuras de la política nacional como el imputado y ex presidente por la Alianza, Fernando De la Rúa, quien negó haber ordenado el pago presuntamente ejecutado por su ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique; el ex jefe de la SIDE, Fernando De Santibañes; y el ex secretario parlamentario (y arrepentdo) Mario Pontaquarto.

Según el reflejo que dieron los medios de prensa, hasta el momento no hubieron declaraciones determinantes. Salvo la del denunciante Pontaquarto. Afirmó que el 18 de abril de 2000 retiró del edificio de la SIDE dos valijas con unos 5 millones de dólares, destinados al pago de coimas. También las de los sindicalistas Hugo Moyano (CGT-camioneros) y Omar Viviani (CGT-taxistas). Ellos sostienen que escucharon la sugerente frase de boca de Flamarique: “para los senadores tengo la banelco”.

Por aceptar el soborno están procesados los ex senadores peronistas Remo Costanzo (Río Negro), Alberto Tell (Jujuy), Augusto Alasino (Entre Ríos) y Ricardo Branda (Formosa). Ninguno reconoció haber recibido dinero a cambio de su voto.

Tampoco fue contundente el testimonio del ex vicepresidente, Carlos Chacho Alvarez. En el año 2000 renunció a su cargo luego de la  aprobación de la reforma laboral. Su salida de la Alianza amplificó el escándalo que generó la denuncia mediática realizada por los sindicalistas. Según el diario Minuto Uno, Alvarez reconoció ante el tribunal no tener pruebas. Pero sí “certeza política”. Por su parte, el ex jefe de Gabinete de De la Rúa, Rodolfo Terragno, cuestionó al ex mandatario por desentenderse del caso y desestimar las sospechas de pago de coimas. Fue el senador peronista, Antonio Cafiero, quien se reunió con Terragno para ponerlo al tanto de la reprochable situación de sus propios compañeros.

Peronistas como Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf, sin embargo, negaron la existencia de sobornos. También se sumó a esa postura el ex ministro de Economía de la Alianza, Ricardo López Murphy. Definió el tema como “una cosa disparatada”. No le resulta creíble “que anduvieran con bolsas con dinero para coimear a senadores opositores”.

Este miércoles declara como testigo Sandra Montero. Es ex empleada de planta política del Senado y vecina de Bariloche. Supo ser amiga política y persona de confianza del ex senador Costanzo. En su declaración afirmó que el día siguiente a la aprobación de la reforma vio un maletín en una silla del despacho del entonces funcionario del Estado. Contenía dinero envuelto en nylon.

Montero afirmó a B2000 que declaró un 10 por ciento de lo que sabe. Y que está dispuesta a ampliar ese testimonio. Sostiene que Costanzo usó su celular para comunicarse con uno de los acusados. Que escuchó una conversación de los senadores involucrados. Que estuvo presente en varias cenas en las que se habló del tema.

“Sé donde está la plata de Costanzo”, afirma y reconoce que “siempre fui de confianza, y entraba bastante al despacho porque teníamos una amistad política”.

Según sostiene, el miércoles irá a declarar de la mano de su marido, Luis Vargas. A mediados del mes de noviembre desistió del asesoramiento de su ex abogado Roberto Rivas.

“Me dijo que no vaya a declarar, que una persona iba a presentar una carpeta con un informe psiquiátrico para desacreditar mi declaración. Cuando me lo dijo me eché a reír. Me estás cargando… Pensás que me voy a asustar”, expresó. "Si fuera así, de todas formas no invalida lo que vi, lo que sé, lo que me dijeron, dónde estuve, y lo que presencié", aclara. Recuerda que en 2006, apenas declaró, pidió asistencia psicológica. Necesitaba contención para sacar el tema de la mesa familiar.

“Me dijeron que vaya al Hospital Alvear a las 7.30 de la mañana y me atendió un directivo. La tercera vez que fui me dijo que no vaya más, que era una persona muy emprendedora y activa, que me ponga una Pyme y me quede tranquila. Me aconsejó que me busque un trabajo y algo para hacer para distraerme”, recuerda y agrega que “no pueden decir que estoy loca, nunca tuve ningún problema psicológico".

También la estabilidad psicológica de Pontacuarto fue atacada por la defensa de los imputados. Dijeron que “vivía del juego”. De apostar en el Hipódromo de Palermo. O en cualquier otro.

“Si tienen una carpeta está fraguada. Y si la tuvieran, me tengo que presentar y si los jueces consideran que hace falta un peritaje, me dispondré a que se haga”, insiste.

Montero tiene una actitud beligerante. Dice que está decidida a declarar y a ir “con los tapones de punta”. “Mi idea es ir con todo lo que tengo para decir y mostrar lo que no mostré antes y presentar las pruebas que no presenté antes. ??Mi idea es haber llegado hasta acá para cumplir con lo que tengo que cumplir”, sostiene. ?

Pero por algún motivo deja una puerta entreabierta. “También puedo remitirme a las 10 páginas que declaré, si no me siento segura digo lo que ya dije”, aclara para advertir que “podría decir todo lo que tendría que decir porque en mi primera declaración dije un 10 por ciento de lo que podría decir”.

El miércoles va de la mano de su marido, y fuera del Programa de Testigos Protegidos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Con su ex abogado no volvió a hablar.

“Tengo miedo, sí. Sueño todas las noches con Costanzo, que entro, que me mira, que están los senadores, que hablo. El sueño no es algo bueno o malo, pero está todo el tiempo presente. Tengo temor por mi seguridad personal porque debe haber un motivo muy importante para que no no quieran que me presente. Hay gente que está dispuesta a hacer cualquier cosa y algo puede suceder”, desliza.

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