El Valor de la Palabra

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Para saldar dichas diferencias se apelan a distintas argumentaciones. Un informe generado en 2004 por los Juzgados de Familia de Cataluña asegura que "el síndrome de alienación parental” (SAP) es alegado en un 10% de las familias atendidas”, alcanzando sólo en Madrid, mas de 150 litigios anuales. La carencia de información veraz, actualizada y oportuna en la Argentina es una parte importante del problema, al decir del Dr. Daniel Sabsay "El primer escalón para gozar de los Derechos Humanos es tener la información pública"

El denominado “Síndrome de Alienación Parental” sería "un trastorno que se produce cuando un padre transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor". Los análisis estadísticos realizados no respaldan la existencia generalizada de fabulaciones inducidas. Sobre una muestra de casi 8 mil casos de abusos denunciados a los Servicios Sociales en Canadá, las investigaciones revelaron que sólo el 4% de las denuncias resultaron falsas.

Richard Gardner y  Ralph Underwager, ambos pedófilos confesos generaron un “marco teórico” del supuesto SAP como un producto funcional a los intereses de un sector patriarcal, violento y abusador. Gardner afirmó en 1999: “cualquier acusación de violencia o abuso pronunciada por niños deben considerarse infundadas, ya que surgen desde el adoctrinamiento del progenitor alienador”, del que acosejaba alejar los niños, restituyendo la tenencia al acusado de abuso. En su apología de la pedofilia y la violencia intrafamiliar Gardner ya había afirmado que los encuentros sexuales entre niños y adultos no son necesariamente traumáticos, calificando como exagerada la reacción de la gente a la violencia. Agregó que la sociedad debe cambiar su comportamiento condenatorio con pedófilos, debe evitar castigarlos e incluso reconocer su papel fundamental en la supervivencia de la especie humana. En última instancia, el padre violento habría tenido la desgracia de vivir en un momento histórico en que la pedofilia es vista como una práctica equivocada e incluso delictual. Queda claro que con una estructura argumental similar basada en distintas circunstancias históricas podría haber justificado, la permanencia de los regímenes de esclavitud, los sacrificios religiosos humanos, o el holocausto nazi, lo llamativo es que muchos de los jueces argentinos permitan que aún se utilice como soporte teórico de los peritajes y defensas de los agresores, un engendro como el SAP. 

Desde el punto de vista académico o conceptual el supuesto SAP es un constructo falaz de naturaleza argumental deficientemente elaborada aplicando falsas premisas, silogismos circulares, analogías inconsistentes y apelaciones recurrentes a un principo de autoridad que nunca llegó a validarse. La comunidad científica, sobre la base de experiencias contrastadas sostiene enérgicamente que la violencia sexual en los niños produce traumas, seguidos de graves consecuencias a corto y largo plazo. Distintos efectos se han descripto como el trastorno de estrés postraumático (Herman, 1992) la disociación (Putnam, 2001) trastornos alimenticios, angustia, necesidad de huir, ideación suicida, la práctica de la autolesión y trastornos del desarrollo psicosexual (Malacrea y Lorenzini, 2002) también se han estudiado otras derivaciones como trastornos alimenticios, etc. que se presentan de forma simultánea al ejercicio de la violencia o se manifiestan transcurrido cierto tiempo.
Antes de autopublicar 40 libros y testificar como perito contra la credibilidad de las madres en más de 400 casos de abuso infantil Gardner fue especialista en técnicas de desprogramación de prisioneros de la Guerra de Corea como capitán y médico del Ejército de Estados Unidos. En ese espacio castrense asistió a soldados que habían sido retenidos en campos de concentración de Corea del Norte sometidos a torturas denominadas popularmente “lavado de cerebro”. Sobre la base de esos conocimiento hipotetizó sobre los efectos del discurso de madres "alienadoras" que programarían a sus hijos para que mientan acerca de sus padres describiendo situaciones de abuso inexistentes. Es una verdad científica que resulta imposible para un niño sostener un mentira de ese tipo durante una entrevista adecuada, frente a psicólogos formados y entrenados para establecer la verosimilitud de la misma. Personal especializado, cumpliendo los requisitos ambientales e instrumentales pautados en los protocolos internacionalmente validados pueden aportar conclusiones científicamente válidas sobre un situación de abuso intrafamiliar sin tener que acudir a preconceptos y fórmulas estereotipadas como el SAP. Garner tampoco dispone de las credenciales académicas que invocó, como su calidad de profesor de la Universidad de Columbia, en la que se desempeñó como empleado voluntario no remunerado. Si bien estas descabelladas elucubraciones le resultaron muy redituables económicamente, nunca fueron contrastadas estadística o experimentalmente, ni reconocidas por otros colegas o referentes caracterizados, los que contrariamente no justificaron sus enunciados ni validaron siquiera la condición de Síndrome Clínico al SAP o de investigación científicamente alcanzada su formulación.

Frente a estos antecedentes resulta llamativa la difusión del uso del SAP en los medios judiciales y difíciles de justificar los graves daños ocasionados por su uso indiscriminado en fallos irresponsables que no investigaron debidamente la validez de su aplicación, su solidez argumentativa o científica. No sería razonable asignar la concepción de todos esos fallos, peritajes y acusaciones exclusivamente a la soberbia o la inepcia desarrollada al amparo de la comodidad emocional de no comprometerse con temas estrechamente vinculados a la perversidad de los poderosos. Parece más verosímil inscribirlos dentro de un sistema valorativo fundado en creencias patriarcales y misóginas de los operadores judiciales, algunos profesionales de la salud, peritos de la justicia y una parte de la sociedad, que ha tomado partido anticipadamente silenciando los casos de pedofilia también en las parroquias, campamentos scouts o colegios de pupilos. El SAP resulta funcional a la corriente “negacionista” que desestima la gravedad y la responsabilidad de la violencia contra los menores especialmente si la violencia es ejercida por un hombre de la familia o la familia del niño (Romito, 2006). Cuando no se puede alegar desconocimiento, se apela al cinismo para sostener una ideología del poder que lo protege y reproduce. Durante la última década 900 sacerdotes católicos han sido apartados de sus cargos por pedofilia, las denuncias abarcan cientos de miles de casos a lo largo de los países e instituciones. En la mayoría de esos casos también se intentó responsabilizar a las víctimas en una actitud ruín y criminal tendiente a la revictimización y el traslado de una condena social estigmatizante en contra de los menores abusados.

Numerosas entidades de diversos países han prohibido la utilización e invocación del SAP a los profesionales que lo integran por resultar contaria a derecho y a la integridad profesional que demanda el marco ético del ejercicio de las responsabilidades y certificaciones otorgadas por la sociedad, advirtiéndoles sobre el riesgo inherente de tales prácticas que podría derivar en que sus conductas fuesen revisads por los tribunales de diciplina y ética profesional. Un listado no exhaustivo de las entidades que es han expedido públicamente y emitido resoluciones contrarias al uso del SAP, incluye en forma cronológica en el plano nacional a los:

Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Distrito X de Mar del Plata.Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba.Cólegio de Psicólogos del Valle Inferior del Río Negro.  Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Distrito I Bahía Blanca.Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Distrito XI. La Plata. Cámara de Diputados de la Nación Expediente 2963.APBA. Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. FePRA. Federación de Psicólogos de la República Argentina Colegio de Psicólogos de Santa Fé. II Circunscripción. Rosario, etc.
Organismos Internacionales: Organización Mundial de la Salud (OMH). Asociación Mundial de Psiquiatría American Psychological Association Presidential Task Force on Violence in the Family, Asociación de Psiquiatría de USA Asociación de Psicólogos Americana (DSM-4) Asociación Médica Americana.National Center for Prosecution of Child Abuse (NCPCA) American Prosecutors Research Institute. National District Attorneys Association. NCJFCJ Custody Evaluation Guidelines. The American Professional Society on the Abuse of Children. Departamento de Justicia de Canadá. Court of Appeal of England and Wales. Observatorio contra la Violencia del Consejo General del Poder Judicial Español. Asociación Española de Psiquiatría. Asociación Española de Neuropsiquiatría. Sociedad de Psiquiatría Paraguaya. Sociedad Internacional para la Prevención de Abuso Sexual Infantil (Ispcan) etc.
A título ilustrativo, La Asociación de Psicólogos de Buenos Aires - APBA declaró “que la aplicación de supuestos síndromes, como por ejemplo el denominado síndrome de alienación pareantal (SAP), por parte de psicólogos en su desempeño clínico, pericial o consultor en el ámbito judicial, implica incurrir en falta de ética violatoria del Código de Etica Nacional de la FEPRA y del Código de Etica de APBA, y que dicha actitud profesional es opuesta a la Declaración Internacional de los Derechos del Niño con rango constitucional, violatoria de la Ley Nacional 26.061, Ley 23277 de Ejercicio Profesional de la Psicología”.

Insólitamente aún muchos jueces, abogados, operadores judiciales, educativos, sanitarios, de asistencia y desarrollo social, etc. en contacto con menores abusados dictaminan que los chicos mienten o fabulan, tienen un discurso armado o incluso los corresponsabilizan al igual que a las madres que intentan rescatarlos de esas situaciones. Muchos de los citados operadores están promoviendo y consintiendo la “revinculación” con los adultos abusadores, la mediación como forma de superación de una situación que les resulta difícil de manejar o resolver. Cualquier intento de acercamiento entre partes requiere restaurar la simetría para que pueda considerarse el respeto de los derechos violentados. No existe simetría entre un menor y un adulto. La ideología patriarcal renueva el sacrificio de los inocentes validando ideologías propedófilas como el SAP facilitadoras de su inacción o peor aún de su acción represiva en contra de los derechos humanos de esos menores violentados psíquica y sexualmente. Para superar estas miserias individuales y sociales resulta imprescindible visibilizar el problema, debatir y desarrollar mecanismo de prevención, asistencia, desarrollo de la conciencia social en la comunidad para solidarizarnos con las víctimas y priorizar soluciones. Para encontrarlas y tornar los intercambios relevantes y significativos necesitamos contar con datos fidedignos, indicadores, seguimiento de casos y de recomendaciones para verificar su impacto. La discusión principista debe avanzar sobre la evaluación, control y delimitación de responsabilidades sobre los impactos verificados en las poblaciones objetivo.. Los mecanismos de inclusión, de reconocimiento del otro, de promoción de las redes sociales, etc. deben reformularse y potenciarse. La miseria no engendra delincuencia, lo que engendra delincuencia es la descomposición social que lesiona y excluye silenciosamente a los vulnerables.

Es razonable afirmar que la posición de los niños en una sociedad evolutiva cambie a la par que su entorno y los modos que adopta su interacción con el medio a lo largo del tiempo. Lo que se ha mantenido sin variantes en la relación adulto-niño es la asimetría de poder y saber sobre el niño, que implica que sea fundamental que la sociedad encuentre modos de legislación y arbitraje de los posibles conflictos y excesos que se planteen en la misma. El niño siempre está en una posición de desventaja respecto de conocimientos y el adulto en una posición de poder. Deberían establecerse mayores penalizaciones con carácter imprescriptible para los delitos de abuso a menores como en USA. Sería conveniente establecer como obligación legal punible por incumplimento la denuncia a las autoridades judiciales y policiales de las sospechas de maltrato o abuso que resulten verosímiles, habilitando cuerpos legales que responsabilicen por negligencia o encubrimiento a quienes “miren para otro lado” o practique el “no te metás” frente a los indicios, en perjuicio de menores indefensos. Nuevos institutos legales operativos más severos para que los operadores que detenten algun tipo de autoridad delegada frente a los niños como son los miembros de las FFAA y de seguridad, maestros, padres, padrastros, profesores, sacerdotes  que abusen de esa asimetría en perjuicio de los menores a su cargo enfrenten un mayor rigor jurídico y menores plazos para recorrer las distintas instancias hasta una eventual condena o sobreseimiento. Cuando la agresión parte de entornos despojados de autoridad y cercanía es más frecuente que las víctimas hablen y denuncien. Para facilitar las denuncias es necesario mejorar la accesibilidad la ayuda, con Líneas telefónicas conocidas, permanentes y gratuitas. Es necesario disponer de medios y recursos para apartar de inmedito del agresor a los menores en riesgo. En resumen priorizar respuestas mas efectivas para frenar la expansión de esta lacra social que ya ha alcanzado una dimensión y proyección gravísima y que dispone de medios de financiamiento y complicidades elevados.

Un niño seguro es un niño que ha sido reconocido como sujeto de derecho, con posibilidades accesibles, continuas y adaptadas de expresión y protección por parte de todos los que los rodean que son concientes de la necesidad de preservar su integridad y desarrollo pleno.  Debemos recobrar esas historias con nombre propio, con episodios de silencio, culpabilidad, estigmatización y secuelas psicológicas y físicas. Pero también historias de supervivencia y de solidaridad que muestren que hay un futuro en una sociedad solidaria con las víctimas e implacable con los agresores.

Todos aquellos que tienen poder de convicción sobre el niño tienen que saber que ese ser vulnerable es reconocido por el conjunto social en sus derechos y potencialidades, que no está aislado y que será escuchado y amparado por la sociedad en su conjunto. No es aceptable que más de la mitad de los menores vivan por debajo de la línea de pobreza y que constituyan la mayoría de los indigentes. No es aceptable que se los prostituya, se los transforme en "soldaditos" del narcotráfico, que se los someta al yugo mortal del paco. La sociedad legítimamente sensibilizada por las inaceptables tendencias descriptas debe reaccionar y comprometerse en la necesidad de revertirlas y recobrar el pleno ejercicio de los derechos de la niñez. Es imprescindible que la infancia pueda confiar en los adultos en su conjunto y en el sostén que le debemos como sector vulnerable para asegurar y garantizar su salud integral y su futuro. Para restaurar los equilibrios es necesario es restituirles a los niños la palabra, asegurar los horizontes intertemporales que no puede proporcionar el mercado, los bienes publicos que le competen al estado. Hay que habilitar nuevos espacios de escucha de supervisión donde los niños tengan condiciones para manifestarse libremente y de acuerdo a sus propias características psicosocioambientales en la totalidad de las formas que aparecen como indicios y elementos reales no digeridos. Sin interrogarlos, entrevistándolos, habilitando las condiciones y los canales para que esto resulte sencillo de forma de obtener su expresión libre y espontánea brindándole el valor que tiene y el reconocimiento que merece para actuar como adultos responsables en consecuencia.

La situación de la infancia, se puede ponderar no solo por los enunciados presentes en la formulación de las políticas públicas y el asistencialismo clientelar, sino en como se piensa los niños y se establece un modelo para su futuro. Porque como dijo Silvia Bleichmar “La esperanza de un país se mide por la propuesta que tiene para la infancia. Es a través de lo que se propone a los niños, donde se ve claramente la perspectiva de futuro que un país tiene."

Lic. María Elena Ochoa. Integrante del Comité Cientifico y Disertante del del XVº Congreso Nacional de Psicología  FePRA. Presidente del Comité Organizador de las XIIIº Jornadas Nacionales de Psicología en Río Negro de la FePRA. Disertante en el XVIº Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología y Xº Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur de la Facultad de Psicología de la UBA.

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