Ejemplo de vida: maragato transplantado compite en un mundial de natación

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Tato nació en Carmen de Patagones hace 22 años y vivió allí hasta los 13. Luego, por razones laborales de sus padres, se trasladó a Choele Choel y años más tarde a Córdoba, donde está a punto de recibirse de kinesiólogo.

Aún era chico cuando le diagnosticaron una fibrosis quística, enfermedad genética que afecta principalmente a los pulmones, y en menor medida al páncreas, hígado e intestino.

Para ayudar a mantener lo más sano posible sus pulmones le recomendaron los médicos practicar natación, y así lo hizo desde los 14 años.

Pese a la enfermedad su situación era medianamente estable, aunque periódicamente debía realizarse nebulizaciones, análisis, rehabilitaciones y consumir determinados medicamentos

Sin embargo, en el año 2010, ya viviendo en Córdoba pero durante un viaje a Río Negro, sufrió una infección pulmonar. Tuvo que ser internado varios días en terapia intensiva y al salir de allí comenzó a suministrársele, de manera permanente,  oxígeno extra.

Tato vivía con una mochila de oxígeno en sus espaldas. Así pasaban sus días; así continuó estudiando kinesiología, con el apoyo y comprensión de su familia, amigos y compañeros de estudio.

Él sabía –por ser estudiante de una rama de la medicina- que tarde o temprano se lo iban a decir: su médico le recomendó ingresar a la lista de espera para que transplanten sus pulmones.

Y así ocurrió.

Fueron dos llamados para que la operación se efectúe. El primero de ellos lo sorprendió con un cuadro grupal, por lo que no pudo concretarse.

Pero su vida comenzó a cambiar desde el 16 de febrero de 2012 cuando, en una segunda oportunidad, recibió un par de pulmones gracias a una intervención quirúrgica llevada a cabo en el Hospital Universitario de la Fundación Favaloro.

Tras la operación hubo una complicación debido a un pequeño rechazo, que se solucionó rápidamente con corticoides. Estuvo tres días en terapia intensiva y 20 en una sala común, con algunos tratamientos preventivos. Desde allí todo comenzó a funcionar muy bien, aunque debió acostumbrarse a caminar sin su mochila de oxígeno y con sus nuevos pulmones, que le suministraban ‘tanto aire’.

Poco más de 45 días después los médicos lo autorizaron a regresar a Córdoba, donde retomó su vida normal y sus estudios.

Cinco o seis meses posteriores al transplante, Tato pudo regresar a la actividad que comenzó a practicar para mejorar su salud, a los 14 años, pero que amó rápidamente: la natación.

Increíblemente, mañana viajará a Sudáfrica para competir en 50 y 100 metros de esa disciplina, representando a Argentina en los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados.

Durante una entrevista en FM DE LA COSTA, Tato agradeció esta mañana a toda su familia y allegados de Córdoba y Patagones, que “permanentemente estuvo a mi lado. También a mis amigos de Choele”.

“Estos juegos mundiales tienden a difundir el mensaje de que la donación de órganos salva vidas, pero que además se puede tener una excelente calidad de vida, pudiendo realizar actividad física en alto rendimiento”, concluyó.

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