El pedido surge al advertir el riesgo de que las mallas cuestionadas, que son las mismas que se utilizan para merluza, enganche la de las embarcaciones menores, lo que podría provocar accidentes, incluso el hundimiento.

El sábado por la tarde hubo una reunión en las afueras de la Terminal Pesquera Artesanal en la que analizaron las alternativas para que la queja llegue a las autoridades.

Destacaron que el alerta se genera a partir de la aparición del preciado crustáceo en determinadas áreas próximas a Puerto San Antonio Este, por lo que naves chicas y grandes van por su pesca.

En un plano improvisado en la tierra uno de los pescadores explicó que las redes corrientes tienen una abertura de 120 metros por 400 de largo, por lo que las lanchas artesanales y otros barcos de menor envergadura deben  desviarse lo suficiente para evitarlos, lo que los obliga a alejarse de la “mancha” de langostinos.

Lo consideran una desventaja que debería ser regulada con la obligatoriedad de colocar “tangones” que reduce la apertura de la red, como en otras jurisdicciones, como en Chubut.

Es una medida que además apunta a proteger el recurso, aclararon.

Un claro ejemplo, resaltaron, es el “Sumatra”, uno de los buques más grandes que opera en el muelle de San Antonio, con poco más de 30 metros de eslora y 1.100 HP de potencia.

“La ley dice que no pueden superar los 800 HP”, sostuvo Alejandro Sarmiento, representante de los Artesanales.

“Todos tienen miedo de pasar cerca de ese barco”, lamentó.

El dirigente sostuvo que el conflicto se produce porque la ley de pesca aún no alcanza al langostino, dado que es una especie que hasta cinco años no se la encontraba en el golfo.

Se realizó un estudio para determinar la biomasa y las demás características, pero sus resultados aún no permitieron avanzar en la normativa.

FUENTE: El Mallín