Un 16 de Septiembre, pero de 1976, y durante las posteriores jornadas, estudiantes secundarios pertenecientes a la ciudad de La Plata, Provincia de

Buenos Aires, eran torturados, desaparecidos y asesinados, luego del reclamo por el boleto estudiantil que había sido suspendido por parte de la dictadura militar.

Las víctimas de aquel horror eran en su mayoría estudiantes vinculados a la UES (Unión de Estudiantes Secundarios). Ellos junto a otros estudiantes de diferentes escuelas llevaron adelante en 1975 y ante el Ministerio de Obras Públicas el reclamo por el boleto de colectivo con descuento estudiantil.

En este sentido la parlamentaria dijo “a pesar de los años transcurrido, sigue siendo necesaria la reflexión sobre los hechos sucedidos durante esos tiempos oscuros de la historia de nuestro país. La memoria, en particular del acontecimiento que llamamos La Noche de los Lápices, constituye un ejemplo en este sentido, por qué ha ido cambiando y transformando la memoria social”.

En los primeros años de la democracia a partir de 1983 La Noche de los Lápices se convirtió en bandera de numerosos centros de estudiantes.

“La evocación de aquellos que participaron y se comprometieron y cuyas vidas fueron arrebatas por el Terrorismo de Estado hoy se multiplica en miles de jóvenes que defienden sus ideales con pasión y luchan por sus derechos”.

Esto no relativiza el peso del aniversario, insistió la legisladora, sino que, por el contrario, muestra el carácter vital que la memoria tiene, cuando las sucesivas generaciones se apropian de un hecho del pasado desde sus preocupaciones del presente.

“La fecha de La noche de los lápices permite condenar al terrorismo de Estado.

Es, a su vez, una invitación a recordar la vida de aquellos jóvenes que lucharon y participaron para construir un futuro mejor. Y que más allá de este entristecedor capitulo, los lápices siguen escribiendo. Finalizo Recalt