El proyecto aprobado por la cámara alta y promovido por la senadora Magdalena Odarda (Frente Progresista CC ARI), describe en sus fundamentos que en los años posteriores a la creación de los Parques Nacionales, comenzó a proyectarse el trazado de la ruta entre Bariloche y El Bolsón, que por ese entonces era una huella que demandaba al menos una semana de travesía.
En esa huella, en el “mallín colorado” o “corral de Foyel” (como se lo denominaba en idioma originario antes de la llegada de los hombres blancos), en el paraje El Foyel, había una escuelita, y un almacén, que junto a otros tres existentes en el “camino a Cochamó”, en la actual población Carro, del lado de Parques, otro en el Hito, y otro en Los Morros, Chile, y servían para atender a vecinos, viajeros y pasantes que arreaban ganados de La Compañía Sur de Tierras, para la Compañía Frigorífica de Cochamó, vinculada a la poderosa Sociedad Explotadora de Llanquihue, como también ingresar las mercancías de la Compañía Comercial y Ganadera Chile – Argentina.
Éste almacén, fue propiedad de un “turco”, en realidad un sirio-libanés llamado Jorge Sfeir, seguramente llegado a Bs As. con la corriente migratoria de los años 30’, y que conformó una sociedad con otro viejo poblador para establecer un aserradero para explotar madera de lengas provenientes del cerro Montura del Foyel. Cuando se disuelve esta sociedad el almacén se traslada adonde se comenzaba el trazado de la nueva ruta, sobre la ladera oeste de la Sierra Chata.
El paraje en torno al emprendimiento maderero se va poblando de trabajadores con sus familias, en su mayoría de origen chileno, ya que el Valle de El Manso fue uno de los pasos cordilleranos por donde ingresó buena parte de la migración de estas latitudes.
Es de suponerse que para abastecer entonces a ésta incipiente población, don Jorge Sfeir, convoca a un familiar, también de apellido Sfeir, Michelle, o Miguel, para hacerse cargo del Ramos Generales, y que funcionó también como parador, hospedaje (“Hostería El Foyel”) y comedor, ya que aún con la construcción de la nueva ruta los tiempos para realizar la travesía pasaron a acortarse a dos días, dependiendo de la época del año.
En los años posteriores a 1970, en que se produjo la venta del aserradero, el almacén estuvo a cargo de diferentes familias., alquilado, en comodato o préstamo, siempre se mantuvo como un hito en el camino. Una parada obligada con un lugar distinto que atesora la historia del trabajo y el esfuerzo que significó el desarrollo de cada metro de este alejado confín de la Patria.
A partir del año 2002, el almacén ubicado en el kilómetro 1960 de la mítica Ruta 40, se comenzó a repensar como un espacio de identidad cultural. Restaurado y remozado, con sus añosas instalaciones y objetos de otros tiempos. Todo está complementados con imágenes recuperadas de la historia que retratan a aquellos colonos que llegaron a un bello y prometedor territorio, inclemente muchos meses al año, que no se encontraba vacío y cómo fue la gran odisea de integrar pueblos y culturas para valorar y respetar el espacio ancestral.EL SENADO DECLARÓ DE INTERÉS EL ESPACIO CULTURAL QUE SE DESARROLLA EN EL VIEJO ALMACÉN DEL FOYEL.

22 octubre 2019
Interés General