La verdadera historia sobre la transformación de la costanera viedmense

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La Secretaría de Obras Públicas Municipal instalada frente al Club Villa Congreso y otras tantas dependencias municipales funcionaban a la vera del río donde algún turista desprevenido que accedía a la ciudad,  no lograba asociar, ni tampoco relacionar, la presencia de instituciones públicas dentro de un sitio privilegiado que, en realidad, debía ser destinado al esparcimiento y la recreación.
Entonces se tomó la decisión definitiva que algunos se atrevieron a cuestionar. El “Proyecto” -aplaudido por pocos y fustigado por muchos- consistía en erradicar las oficinas públicas de la ribera del río y mediante concesiones privadas darle la impronta de los servicios que la ciudad requería para convertirse en una plaza turística alternativa  a otros destinos nacionales.
Ambos jóvenes -con una superlativa visión de futuro- tuvieron el coraje suficiente de concretarlo pero muchas voces discordantes se levantaron en su contra, utilizando una crítica que no era de tono constructiva.
Lo señalado constituyó el primer eslabón de esta historia que se sigue modificando progresivamente con el transcurso del tiempo. Pasaron otros Jefes Comunales y ya sea por las crisis institucionales imperantes; caos internos financieros, etc no pudieron suministrar los fondos suficientes  para que la Costanera brillase en su esplendor como lo hace en la actualidad.
Posteriormente, el Comité Interprovincial de Cuencas, el DPA conjuntamente con el actual Intendente Dr. Jorge Ferreira fueron los encargados de brindarle el toque definitivo mediante las obras que el lugar requería para imprimirle la belleza que exhibe en la actualidad.
Lo que debe interesar y destacamos desde esta columna es el resultado, o sea, el producto final obtenido.  A veces, a las personas comunes  –ciudadanos Viedmenses- no les incumbe si fue la Nación, la Provincia o el Municipio quién ejecutó la obra transformadora sino cómo actualmente se encuentra embellecido el lugar  y de la magnitud que como emblema representa  para todos los Viedmenses. La Costanera constituye el sello distintivo de la Ciudad Capital como lo es la “Estatua del Indio” para Villa Regina o el “Reloj Cucú” para Carlos Paz en Córdoba. Pero esta columna está dirigida principalmente a los usuarios de los espacios públicos donde también debemos ser responsables del cuidado y protagonistas de la preservación de nuestro medio ambiente.
Resulta lastimoso observar como personas desaprensivas rompen arbolitos, cortan sus tallos, arrojan basura, talan sus ramas, etc sin percatarse, ni advertir, sobre el perjuicio que están ocasionando al medio ambiente y a sus pares, los vecinos de esta Ciudad, que sí disfrutan gustosos del lugar que han elegido para vivir su propia historia.
La cuestión que suele presentarse con frecuencia ante los hechos señalados  resulta meramente actitudinal y, a veces,  resulta dificultoso cambiar actitudes de personas que por costumbre y-o deficiente educación no han sido lo suficientemente educadas para cesar en la ejecución de estos hechos vandálicos.
Debemos concientizarnos entre todos,  y a su vez,  concienciar a los demás sobre la pertenencia de nuestros espacios públicos, ya que los mismos son de todos los Vecinos y es el Municipio, conjuntamente con nosotros  quién debe velar por su  preservación.
Muchas veces la situación confunde al Vecino porque al igual que los árboles de las veredas que están plantados en un espacio público no le pertenecen al “frentista”, sino que es éste, quién debe velar por su cuidado y conservación y será el Municipio quién autoriza su poda, extracción o  recambio por otra especie permitida.
Por último, la convocatoria al cuidado y a la preservación del medio ambiente en esta zona tan especial resulta elemental porque constituye la tarjeta de presentación para toda persona ajena al medio y que ingresa por primera vez a la ciudad. La primera impresión se dice que vale dos veces y procuremos que la misma sea lo más atractiva posible para nuestro bien y el de nuestros descendientes.  
En definitiva, los hombres y los cargos “transitan” pero las obras permanecen. Por ello, podemos afirmar que la historia la forjamos entre todos, entonces cuidemos nuestra hermosa Costanera de Viedma. Quien no quiere a su familia y a su terruño jamás podrá forjar un futuro venturoso.

* Docente. Ex Concejal Municipal de Viedma.

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