Podemos debatir si esta evaluación realmente expresa o no el nivel educativo que tienen nuestros alumnos. Podemos diferir en nuestras opiniones sobre los supuestos objetivos que persiguen estas evaluaciones. Pero hay que celebrar que la educación de nuestros alumnos no nos sea indiferente y esta discusión nos permita pensar en serio, cómo y qué vamos a enseñar de ahora en  adelante. 
Antes de que muchos comiencen a desgarrarse las vestiduras, por favor les pido que miremos un poco más allá de lo que queremos mirar.
A nivel nacional y en la provincia de Río Negro hace rato se viene trabajando para que las encuestas no sean "tan crueles". En nombre de la inclusión se cometieron todo tipos de atropellos a nuestra labor como docentes. 
Para aquellos que nos representan gremialmente la discusión no pasa sólo por lo salarial, sino también por las condiciones que hacen a nuestra labor. No vi a nadie indignarse  cuando a través de la escuela de verano se aprobaban alumnos en un par de clases sin importar la trayectoria que venía haciendo el docente durante el año. O cuando ya no se cuentan las faltas, desvalorizando aquellos alumnos que si lo cumplen. 
¿A qué le tenemos miedo? ¿A que los resultados no sean buenos? ¿Es la primera vez que se hacen estos tipos de evaluaciones?
 La lucha por una educación publica, gratuita y de calidad  pasa por exigir realmente un espacio de debate e intercambio que actualice cualitativamente nuestros métodos didácticos actuales. Lamentablemente siento que el oportunismo político de algunos sectores, más la falta de memoria en otros, desvían la atención de lo verdaderamente importante, que son nuestros alumnos.

CRISTIAN HERRERA