Scioli, al rescate de kirchneristas heridos para sostener el embate cristinista

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En los últimos días, tanto Pampuro como el jefe de gabinete de Scioli, Alberto Pérez, confirmaron el acercamiento del senador peronista, cuyo mandato vence en diciembre y que, a pesar de ser el presidente provisional de la Cámara alta, no encontró lugar en las listas del Frente para la Victoria. También confirmaron que su incorporación se hará en diciembre, cuando Scioli renueve su gabinete. Sólo faltaba definir su destino en el gobierno provincial.

En los últimos días, se conoció que ese lugar no sería otro que el Banco de la Provincia de Buenos Aires (Bapro). Más concretamente, la vicepresidencia de la institución, según anticipó uno de los participantes en las negociaciones. Ese sitio está actualmente ocupado por Gustavo Marangoni, vocero oficial del gobernador y ex presidente del banco, que podría reasumir esta función.

En el Bapro, dijeron no contar con información de ningún tipo sobre cambios en la conducción; tanto Marangoni como Pérez cerraron sus teléfonos para dar prioridad a la agenda que se impuso luego del hallazgo del cuerpo de la niña Candela Rodríguez.

Con todo, una fuente con conocimiento de las negociaciones (que, sin embargo, le asignó a Pampuro un lugar en el directorio y no en la vicepresidencia de Bapro) interpretó que tanto el senador como Marangoni le asegurarían el control de la entidad financiera a Scioli, frente a la posibilidad de que la Casa Rosada intentara colocar allí a una de sus espadas.

El banco ya fue un refugio para otros desterrados del kirchnerismo, como el ex titular del organismo recaudador provincial (ARBA), Santiago Montoya, quien cayó en desgracia en 2009 tras negarse a una candidatura testimonial. Proteger a exiliados del kirchnerismo es, también, una costumbre de Scioli: en los días que siguieron a la derrota de los comicios legislativos, también amparó en su gabinete a Eduardo Camaño y a Baldomero Alvarez de Olivera.

Una fuente ministerial diferenció esas incorporaciones del actual acercamiento a Pampuro y Solá. "Esto es un gesto simbólico fuerte, por lo que representan ambos, pero a la vez es inofensivo en términos de política real", indicó, para dar a entender que ni Pampuro ni Solá conservan una estructura significativa dentro del PJ que pueda incomodar a otros aliados kirchneristas de Scioli.

A contramano de esa interpretación, un conocedor de los diálogos en el gobierno bonaerense cree que Scioli puede necesitar a Solá no sólo para protegerse de una eventual avanzada kirchnerista: sumando a Solá, el gobernador impediría que se convirtiera en el nexo para el desembarco en la provincia de otros presidenciables del PJ, como José Manuel de la Sota y Juan Manuel Urtubey.

Solá evita hablar de sus conversaciones con Scioli y algunos miembros de la oposición. Mucho menos, de cargos y fechas. Pero las reuniones con el gobernador continúan: antes y después de las primarias.

FUENTE: Agencia Nova

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