El triunfo electoral en las PASO mantuvo entusiasmado a
Juntos Somos Río Negro y obligó a redoblar los esfuerzos en el Frente de Todos,
este último afectado además por las diferencias que a nivel nacional han tenido
el presidente Alberto Fernández y la líder del espacio, Cristina Fernández de
Kirchner.
En Río Negro y en el contexto nacional (con foco en la
provincia de Buenos Aires) se dieron situaciones totalmente inversas previa y
posteriormente a las elecciones de septiembre último. A juzgar por el efecto
del resultado la diferencia del “allá” y el “acá”, como les ha gustado decir a
los candidatos de Juntos Somos Río Negro no radicó en políticas de Estado ni en
cuestiones ideológicas ni siquiera logísticas, sino puntualmente en la actitud
mantenida por sus autoridades en el proceso electoral y que, como se sabe,
derivó en resultados disímiles.
En la previa a los comicios el gobierno nacional mantenía
la unidad que todos los partidos que se asocian en un frente con otros aspiran
a tener en instancias como esa. Sus dos principales figuras, la ex presidenta
Cristina Fernández y el presidente Alberto Fernández mantenían la armonía
deseada. En el oficialismo de Río Negro ese equilibrio no existía: la relación
entre el presidente del partido, Alberto Weretilneck y la gobernadora, Arabela
Carreras no había sido la ideal desde el inicio mismo de la gestión de la
barilochense, en diciembre de 2019 y se había mantenido buena parte de ese
lapso con frialdad y distancia.
Pero las elecciones lo cambiaron todo. Allá la derrota en
la provincia de Buenos Aires y en otros distritos históricamente peronistas
encendió las alarmas y generó disputas en torno a las responsabilidades. El ala
kirchnerista más dura presionó a Alberto Fernández para un cambio urgente de
piezas del gabinete. Fernández cambió medio gabinete menos al funcionario cuya
cabeza era pedida por el kirchenismo: Martín Guzmán, ministro de Economía. Así
la situación generó un cruce público
entre el Presidente y la Vicepresidenta del que recién se pudo recomponer algo
el jueves cuando ambos compartieron un acto público.
Tremendas diferencias calaron por supuesto en las bases,
confundidas y sin lineamientos claros parecieron quedar a la deriva. Así se lo
vio al menos al Frente de Todos de Río Negro desde las PASO hasta hace unos
días, cuando se retomaron actos públicos con sentido proselitista.
Juntos Somos Río Negro, el oficialismo rionegrino, cobró
vida tras las elecciones primarias. Si bien estimaban un triunfo más o menos en
los términos en que se dio, hubo actitudes entre los sectores del albertismo y
del arabelismo que generaron una convergencia tal que el post elecciones tuvo
mucho mejor clima que la previa. Ya sin el fragor de esas elecciones el viernes
el senador Weretilneck y la gobernadora Carreras encabezaron una reunión
partidaria en la que hubo evaluación y ajustes en la estrategia de campaña,
pero también hubo momentos de reconocimiento hacia ambos protagonistas
políticos en torno a lo que han hecho puertas para adentro y con la militancia.
La perspectiva de cara a las generales de noviembre encuentra mejor parado incluso a Juntos Somos Río Negro respecto de sí mismo en las PASO; al Frente de Todos esperanzado en reagrupar y recuperar votos y a Juntos por el Cambio envalentonado con el caudal conseguido.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo