El triunfo de Walter Cortés
en las elecciones de Bariloche abre un montón de interrogantes en el ya
complicado sendero político rionegrino que llevará a una renovación de mandatos
el próximo 10 de diciembre. Un recambio que ya llegará con dudas,
cansancio y desgaste.
En primer lugar y al pensar
en la ciudad de Bariloche, Cortés –que dudó de presentarse como candidato
porque pensaba que por fuera de su sindicato la gente no lo quería- tendrá que
trabajar muchísimo para construir poder y, sobre todo, gobernabilidad: se hace
de la intendencia con menos del 20 por ciento del electorado, lo cual hace de
su triunfo una victoria pírrica si además se lo compara con el triunfo de
Gustavo Gennuso hace cuatro años, cuestionado entonces por obtener 32 por
ciento.
Pero hay una particularidad
que hace que esa desventaja para Cortés sea a la vez la posibilidad de
construir un techo alto si es capaz y las condiciones se lo permiten en sus
cuatro años de gestión: el dirigente sindical venía de punto en esta elección,
donde se presumía que la favorita era la gobernadora Carreras. O en su defecto,
el peronismo kirchnerista o Juntos por el Cambio. Entonces, desde otra mirada
también puede leerse que Cortés le ganó al Gobierno provincial, al Gobierno
nacional y a Juntos por el Cambio.
Esta situación abre otra
dimensión política en Río Negro, porque los interrogantes son cada vez mayores.
¿Cómo llega Juntos Somos Río Negro y Alberto Weretilneck al poder el próximo 10
de diciembre? A priori y en una primera lectura rápida parece ser que con un
desgaste inédito. Weretilneck, que se declaró prescindente en esta elección,
asumirá con un contexto nacional y provincial complicado desde lo político y lo
económico. Sabido es que el senador y presidente del oficialismo provincial no
quería que Carreras participara de estos comicios. La Gobernadora desoyó esa
posición y se presentó de todas maneras con una consecuencia que además empieza
en su propia gobernabilidad en los meses que le quedan de mandato.
De ahora hasta el 10 de diciembre
las dudas serán cada vez más como lo serán también las diferencias en el
oficialismo.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo