Con pronósticos a favor y en contra avanzó en el Concejo
Deliberante de Viedma el proyecto que impulsa el ingreso de menores a partir de
16 años a los boliches y otros locales de esparcimiento público del ejido
capitalino, una normativa que en realidad ya existió alguna vez y si bien la iniciativa es muy similar también es cierto que el contexto social de uno y otro
momento es muy diferentes.
El proyecto de la concejal de Juntos por el Cambio,
Roberta Scavo, guarda el mismo espíritu que la propuesta que allá por 2000 presentó el peronista
Julio Álvarez, movido también por inquietudes familiares propias.
Aquella Ordenanza no tuvo buenos resultados; los menores tenían permiso de entrar a los boliches, pero. una vez adentro, el control sobre
el no consumo de alcohol de los menores de 18 años se hizo imposible de
sostener, por lo que la normativa se tornó inviable. El resultado, la Ordenanza
fue derogada un par de años después ante un crecimiento inusitado de multas a
los locales nocturnos, que se quejaban de la desidia municipal en accionar los
controles requeridos.
En aquel momento grupos de adolescentes se manifestaban
pidiendo por el permiso para entrar al boliche.
Hace un par de meses, en las primeras noches que se
organizaban para los jóvenes en post pandemia hubo un incidente en el que
jóvenes de entre 16 y 17 años fueron impedidos de entrar a un espectáculo por el
que habían pagado previamente. Eso generó voces de queja de muchos padres. Pero
al mismo tiempo se realizaban fiestas “clandestinas”, noches bailables sin el
permiso correspondiente ni el respeto sanitario.
Todo derivó en la iniciativa que se presentó en el
Deliberante. Y como todo proyecto que involucra a más de un actor generó
opiniones a favor y en contra. Esta última semana el proyecto defendido en el
recinto por la concejal Scavo fue aprobado en primera vuelta y todo hace
suponer que se convertirá en Ordenanza próximamente.
No hubo de parte del municipio una posición sólida ni
difundida, mientras que desde el sector de los empresarios de la noche el
proyecto parecía convencer por un lado y provocar dudas, por el otro.
Es cierto el argumento que establece que realizar movidas
nocturnas con permiso de acceso para jóvenes de 16 y 17 años en lugares
permitidos debilita las fiestas clandestinas (que lo son, ya no porque no
respeten un protocolo sanitario, sino porque, precisamente, están armadas para
que concurran los adolescentes que no tienen permiso de acceso a los boliches
habilitados y se consume alcohol).
Ahora bien, cabe preguntarse sobre quién recaerá el
control: si en los jóvenes y en la prevención para evitar que consuman alcohol
en los locales nocturnos o en los empresarios que quieren evitar las multas
cuando no las clausuras.
¿Los controles estarán centrados únicamente en el consumo
de alcohol? ¿Cuál será el rol de la Policía en este sentido? ¿hubo suficiente
recopilación de datos para llegar a la conclusión de que debe existir el
permiso? ¿Está el personal de control interno de los boliches suficientemente
preparado para atender cualquier situación con menores de edad? ¿Hay un clamor
popular para que el proyecto de admisión de estos menores se apruebe? ¿El Poder
Ejecutivo reglamentará la iniciativa?
No es la primera vez que una Ordenanza o una Ley es
aprobada y dejada para que algún Ejecutivo proceda sin los recursos suficientes
para su aplicación.
A esta altura del siglo XXI la discusión no está centrada
en si los jóvenes de entre 16 y 17 años pueden salir a esparcirse a un lugar
público, sino en saber si la aplicación de esta Ordenanza tiene armonía con la
ley vigente sobre la prohibición de consumo de alcohol. En todo caso más que en
su aprobación definitiva quizá debiera profundizarse en cómo se hace para que
cuando se aplique no se pase por encima a las normas actuales.
Por otro lado, la admisión de menores en ciertos locales
es algo que también ocurre, con los cual la opción tampoco es no hacer nada.
Responsabilidad, sentido común y compromiso serán
llamados a la hora de aplicar la normativa que ya tiene media sanción.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo