Alea iacta est (La suerte está echada)

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El futuro llegó. A partir de las primeras horas de la mañana los rionegrinos eligen al Gobernador de los próximos 4 años. La apurada estrategia del oficialismo aporta una transición de ocho meses. Sea cual sea el resultado habrá recambio en el principal sillón de Laprida y Belgrano. La historia marca elecciones muy cambiantes desde la vuelta de la democracia.

Martín Soria, Arabela Carreras, Lorena Matzen, Norma Dardik, Aurelio Vázquez, Rubén Yahuar y Jorge Paulic comparecen con distintas expectativas pero con plena ilusión. Se termina el ciclo de Alberto Weretilneck, el cipoleño culmina su segundo periodo. Incluso si hubiera continuidad de fuerza, habrá sin lugar a dudas un nuevo proceso en marcha.

Repasar la historia rionegrina así lo demuestra. Cuando Horacio Massaccesi sucedió a Álvarez Guerrero lo conminó prácticamente al ostracismo. Pablo Verani desterró de Rio Negro la figura de quien fuera candidato a presidente en 1995. Miguel Saiz  vino a suceder sin ningún plafón al caudillo roquense. En el transcurso de sus ocho años aniquiló a los antiguos veranistas. Con la catastrófica derrota de Barbeito se recluyó en su taller de General Roca.

Todos quedaron en el olvido cuando Carlos Soria dio vuelta la página con su rutilante triunfo de 2011. El PJ por fin llegaba al poder. Ese mismo peronismo vio como se le esfumaba de las manos tras la muerte del líder. Weretilneck construyó su imperio luego de revalidar con contundencia en el 2015. Los 545.695 votantes habilitados en las 1649 mesas distribuidas en la cuarta provincia más extensa del país podrán en crisis ese dominio.

Rio Negro dirime su décima elección provincial desde la vuelta de la democracia. Luego de un extenso recorrido del radicalismo, tres fuerzas políticas distintas se impusieron en los últimos tres turnos. En cuatro contiendas la diferencia obtenida fue superior a los 13 puntos porcentuales. En las cinco restantes la disparidad se achicó hasta dirimirse por apenas 600 votos en 1995.

El debut democrático de Álvarez Guerrero arrojó 16% de distancia. Las reelecciones de Massaccesi y Weretilneck rozaron los 20 puntos de diferencia. Carlos Soria le ganó a Barbeito por 13 en la debacle del radicalismo. Los casos de mayor paridad se dieron en las otras cinco contiendas, generalmente con aspirantes a recalar por primera vez en la gobernación. Allí las ventajas oscilaron desde los 7% y el 0,30% del año 95 cuando Verani derrotó a Costanzo con ese estrechísimo margen.

Del histórico radicalismo subsisten harapos. En esta oportunidad asomó la ilusión de una joven mujer para revitalizarlo. Lorena Matzen se la jugó por la UCR, dio una batalla en brutal soledad. Soportó presiones endógenas y exógenas para bajar su postulación. Un grupo reducido de correligionarios la acompañó en la gesta. Otros prefirieron engrosar las filas del oficialismo. Al igual que el pichettismo, algunos “boinas blancas” padecen el “síndrome de Estocolmo político”, adhiriendo al proyecto de quien los ultrajó.

JSRN asiste incomodo a esta elección. Durante 7 años se dedicaron a enaltecer la figura de Weretilneck. Hoy su nombre no se hallará en el cuarto oscuro. La idea de protagonizar toda la campaña le dio vigor al oficialismo. La desconocida Arabela Carreras lo reemplazó en lo formal. La estrategia llevó a los militantes a pedir apoyo para la “boleta verde”, sin siquiera nombrar a la barilochense.

En los últimos días los tentáculos del Estado se hicieron presentes en todo el territorio. El folklore de la entrega pre electoral se plasmó con soltura. Un tema de agenda para la necesaria reforma constitucional. Si hay espíritu de cambio no alcanzará para revertir la voluntad popular. Así ha quedado demostrado a lo largo del tiempo. El pueblo dará su veredicto ante los antagónicos proyectos puestos en debate.

La izquierda arriba nuevamente fragmentada. En el 2017 tres fuerzas alcanzaron los 28 mil sufragios. El socialismo tras su magra cosecha se acopló al FPV.  Norma Dardik y Aurelio Vázquez habían obtenido más de 21 mil votos. Si lograban acarrearlos hasta hoy producirían el inédito desembarco en el parlamento rionegrino. No confluyeron, tampoco lo hizo el MST. Vuelven a confundir al grueso del electorado con tamaño despliegue.

El FPV llega con su mochila a cuestas. Soria hizo el camino de manual, transita su segundo periodo de intendente. Preside el partido justicialista e impulsó un frente con múltiples fuerzas. En su trayecto recordó permanentemente que el peronismo gobernó apenas 21 días en 35 años. Si se alza con el triunfo coronará una etapa de eternos sinsabores para sus seguidores.

Podrá patentizar la frase que dejó estampada en cada local partidario: “Yo sé lo que es caerse y perderlo todo, pero mis compañeros me enseñaron que fuerte no es el que nunca se cae, sino el que siempre se levanta. Por eso, vamos a volver”. Con sus 43 años se siente convocado por la historia. Dentro de esa mixturada oferta los rionegrinos eligen. El veredicto lo dan las urnas al atardecer. No hay retorno, la suerte está echada.

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