La real dimensión del
Coronavirus la estamos experimentando en este momento en Río Negro, una de las
provincias más castigadas por el virus y a la que el Gobierno nacional le ha
prestado más atención en el marco del manejo de una muy buena relación entre la
gobernadora Arabela Carreras y la gestión de Alberto Fernández.
De todos modos, nada
parece alcanzar cuando desde el hospital de Roca se estima que si la situación
sigue como hasta ahora, los facultativos tendrán que empezar a elegir quien ocupa una cama con respirador y quien no. Una situación extrema a la que nadie
quiere llegar, pero de la que no estamos lejos ni exentos.
El intendente de
Viedma, Pedro Pesatti expresó públicamente su miedo a través de las redes
sociales. Más allá de su sentimiento personal también sirvió para alertar a la
comunidad, que hasta hace una semana recién tenía dos casos activos y hoy llega a los 50. No es para menos la advertencia de Pesatti, que además dejó
claro que no le corresponde a él cambiar de fase si hubiera que hacerlo.
En otras localidades
de Río Negro la situación no está mejor y en Roca advirtieron esta semana que
podría colapsar el sistema sanitario entero si es que la cantidad de contagios
se mantiene en aumento.
Para colmo, el
Gobierno provincial tuvo que recular su decisión de volver a fase 1 la semana
pasada porque los comerciantes de todo el Alto Valle salieron a las calles a
protestar contra esa medida. Y en eso ganaron adhesiones entre la población.
Es decir que la
prevención hoy se maneja de una manera mucho más compleja que hace cinco meses.
Claramente los resultados están a la vista y no son demasiado alentadores.
Hospitales como Roca y Bariloche coinciden en que la situación comenzará a
tener un descenso hacia mediados o fines de septiembre, es decir: tendremos que
resistir unas semanas más antes de que la curva comience a descender.
Las economías
municipales son endebles después de recaudar casi nada el primer mes y no mucho
más allá del 50 por ciento en los últimos meses. Son tal vez dos semanas o el
mes entero, pero ya sin demasiada capacidad de soportar, más allá de las ayudas
del Estado nacional y provincial.
Queda por ver qué
hará el Gobierno de Arabela Carreras ante las voces gremiales que empiezan a
pedir que se cierren los organismos nuevamente como parte de la prevención.
SITRAJUR ya se lo solicitó al Poder Judicial la semana pasada y APEL hizo el mismo
requerimiento a la Legislatura. ATE fijó su posición, que siempre estará del
lado de la salud por sobre la economía, dijo esta semana, y UPCN también va en
el mismo sentido, con un poco más de vehemencia, claro.
Todo esto en dos
contextos con los gremios: uno estructural y a largo plazo como es fijar un
Convenio Colectivo, cuya discusión comenzó a darse esta semana con ATE y sin
UPCN, que pidió reprogramar un encuentro al respecto; y el otro ligado a una ya
recurrente apelación de los gremios por estos días de una recomposición
salarial, que incluso la reiteró UNTER esta semana que pasó, cuando sí acordó
con el Gobierno provincial y nacional que no haya promociones ni repitencias y
que todo se realice en un ciclo lectivo que estará junto con el 2021.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo