Es difícil no caer en lugares comunes para mencionar al 2020 que se fue, entonces, y con esa advertencia, decimos que fue uno de los años más complejos de toda nuestra historia, porque no solo fue (y es) un gran problema sanitario; no solo fue (y es) un gran problema económico y social, sino que la convergencia de ambas situaciones hizo un cóctel que multiplicó enfermos y pobres a niveles impensados, cuando Alberto Fernández en la Presidencia, Arabela Carreras en la Gobernación de Río Negro y Pedro Pesatti en la Intendencia de Viedma, asumieron sus cargos hace un año.
El coronavirus arrasó con cualquier plan de Gobierno que
se hubiera tenido y la emergencia comenzó a jugar un papel preponderante. El
parate que se le planteó a la población para evitar la propagación
incontrolable de casos fue inversamente proporcional a la necesidad de
asistencia económica para esas personas que dejaron de percibir sus ingresos,
básicamente desde la informalidad.
Durante meses hubo comunión política entre oficialismos y
oposición y hasta hubo medios que hablaron de que la grieta se había cerrado
gracias al Covid-19. Error, pues la concordia duró poco y ya con la “nueva
normalidad” volvieron los cruces, acusaciones, chicanas y confrontaciones de
siempre.
Entre el 9 de diciembre y la segunda semana de marzo,
cuando se advirtió la llegada del coronavirus a nuestro país, había una
expectativa en Río Negro con la primera mujer gobernando la Provincia y después
de dos gestiones de una figura muy fuerte como la de Alberto Weretilneck. En
ese lapso Arabela Carreras no mostró contemplaciones con el albertismo y echó
de su gabinete a los ministros de Economía, Agustín Domingo y de Desarrollo
Social, Nicolás Land. Con el primero nacía una diferencia que sostendría la
gobernadora con su antecesor durante todo el 2020.
Carreras tuvo tres frentes realmente agotadores el año
pasado: el coronavirus, la economía y Alberto Weretilneck. El primero complicó
mucho a la Provincia con una cantidad de casos que aun por estos días sigue en
números altos, con hospitales completos pero sin llegar al caos. Bariloche y
Roca tuvieron elevada cantidad durante mucho tiempo, hubo que poner cordones
sanitarios en el Valle Medio y todo el Alto Valle y así hubo un descenso a
niveles menos estresantes. La economía estuvo en la lona, con niveles
históricos de caída en la recaudación, pero al mismo tiempo con la necesidad de
brindar asistencia social a familias que por el aislamiento no podían generar
ingresos. Hubo una primera asistencia financiera del Gobierno nacional, que la
Provincia coparticipó a los municipios y una remesa de 2.600.000 de pesos que
llegaron recientemente y que Arabela Carreras acordó distribuir con los
intendentes, pero que además le sirvió para pagar el sueldo de diciembre a los
trabajadores estatales y, en el plano bien político, le sirvió para testear
quien la apoyaba y la sostenía en sus localidades.
También se puede decir que el ministro de Economía, Luis
Vaisberg cumplió con las metas establecidas, lo que le valió una visita de
felicitaciones en los últimos días por parte de la Gobernadora al edificio
ministerial. Es que no fue menor la tarea y sobre todo en la renegociación de
los plazos por el Plan Castello, donde Río Negro obtuvo un plazo más largo para
devolver el crédito y que le sirve mientras se reacomoda de todo lo arrasado
por el coronavirus.
En cuanto al otro punto, que es la larga disputa que
tiene con Alberto Weretilneck, Carreras tuvo diferentes momentos, pero en los
que primaron las confrontaciones. Fue y es una diferencia tal que hay una
sensación de Gobierno dividido y que hacen evocar a los memoriosos a la gestión
radical de Miguel Saiz, donde la mitad del gabinete le respondía a su
antecesor, Pablo Verani.
Ahora Río Negro recibió otros 1.300 millones, que forman
parte del crédito de 2.600 millones y se enviará lo acordado con cada municipio
esta semana.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo