Hace varias semanas desde este espacio habíamos planteado
que la situación del Gobierno provincial con algunos gremios se había puesto
dificultosa de resolver, o más bien, se había “empiojado”, como se dice cuando
una cosa que, a priori sencilla, termina por convertirse en un problema de
difícil solución.
El jueves hubo un escenario de disputa: en el acto del
aniversario de Viedma concurrió el gremio de los hospitalarios ASSPUR, que no
solo espera el reconocimiento del Gobierno como gremio sino que además pide un
75 por ciento de incremento salarial para los trabajadores del sector. Tanto se
hicieron sentir que forzaron expresiones de la gobernadora, Arabela Carreras y
del intendente, Pedro Pesatti. La primera dijo que los trabajadores de ASSPUR
serían recibidos en el marco de las negociaciones con los gremios mientras que
el jefe comunal hizo una comparación inversamente proporcional con el silencio
que se le guardó al dictador Videla hace 42 años cuando visitó Viedma para la
misma fecha. Una expresión más bien visceral del intendente quien además reivindicó
la figura del entonces obispo Hesayne por oponerse expresamente contra la
dictadura y que generó reacciones impensadas, tales como las del ex intendente
Fernando Chironi. Impensadas porque el radical está retirado de la política
desde hace varios años.
Desde el principio el Gobierno provincial apeló a un
desgaste de los gremios y puntualmente en el caso de UPCN descreyó del poder de
movilización por entender que su líder Scalesi es una figura ‘demodé’. Lejos de
eso el Gobierno permitió un crecimiento de los gremios, que además de sus
demandas también buscan su consolidación puertas adentro. Un ABC de la política
se aplica allí: Como A es más fuerte que B, éste busca pelearse con A porque de
ese modo su visibilización se multiplicará si se pelea con un par. Es decir,
ASSPUR no solo busca el reconocimiento del Gobierno y un aumento salarial,
también le es fundamental crecer para adentro, hacerse de un fuego sagrado para
generar masa crítica, consolidar a su conducción. El mejor ejemplo de un ciclo
completo es el de ATE, que sumó más voluntades irrumpiendo en actos,
confrontando con todos en los últimos 10 años que con las radios abiertas
afuera del hospital Zatti a fines de los 90. Y el caso de Scalesi es similar:
UPCN mantuvo acuerdos continuos con los gobiernos durante tanto tiempo que los
reclamos callejeros de ahora se convirtieron en una prueba para Scalesi, quien
ha cumplido sobremanera con los preceptos que mandan el ser sindical.
Así como opinamos en esta columna de una posición que
tuvo el Gobierno con ASSPUR y UPCN también es válido decir que ha conseguido un
acuerdo no menos importante: UOCRA. El gremio de los trabajadores de la
construcción volvió a entrar en el radar de la administración de Arabela
Carreras, quien el jueves anunció obras públicas para la capital provincial y
uno de los invitados que estuvo presente fue el líder del mencionado gremio,
Damián Miler, quien tiene un historial de amor/odio con el gobierno provincial.
Este anuncio de viviendas también tiene otro gremio
beneficiado directamente, el de los educadores, UNTER, que ha mostrado una
moderada discusión al Gobierno acaso por el éxito en las negociaciones
mantenidas.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo