Cien días para enamorarse

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Pasaron los primeros 50 días del gobierno de Arabela Carreras, la mitad de los 100 de margen que se le otorga a un gobierno cuando asume. Se supone a ese tramo como una época de mieles. Las decisiones que se tomen en ese tiempo tienen una mirada comprensiva por parte del pueblo y de la oposición. Pero también es un lapso que el gobierno debería utilizar para decidir cuestiones que entusiasmen; en otras palabras, son 100 días para enamorar. Aunque eso no fue lo que ocurrió con el gobierno provincial. Tampoco con el Nacional. Quizá la expectativa de la gente era muy grande y de ahí la baja tolerancia a la espera de ciertas cosas que llevan su tiempo para acomodarse.

Para colmo, Carreras cometió algunos errores no forzados que provocaron que la misma opinión pública la llevar a recalcular decisiones, como el costoso alquiler de la vivienda en la Costanera de Viedma o la compra de un teléfono celular de última generación.

Sobre la primera cuestión no hubo una expresión oficial, es más, al día de hoy nadie sabe de manera certera dónde vive la Gobernadora, tema que, por supuesto, es una cuestión de Estado. Dicen que habría vuelto a la Residencia. "Dicen" y "habría", para una cuestión tan sencilla, parece demasiado.

La convocatoria a la Mesa de la Función Pública fue una acción positiva, era muy esperada por los diferentes sectores y llegó en un buen momento. Además el gobierno decidió respetar los caminos de discusión y para eso tuvo que invitar a UPCN, quien días antes amenazó con medidas de fuerza después de que, en otro error no forzado, el gobierno lo invitó a una reunión con el Ministro de Gobierno y un día antes del encuentro se la canceló con una captura de pantalla en la que Scalesi criticaba a Weretilneck.

Los errores no forzados son un término que pertenecen al tenis, para decir que un jugador o jugadora cometió un error que pudo haber evitado. Y, en esos términos, podemos profundizar más el paralelismo con el deporte blanco. La oposición mira expectante el peloteo entre la gente y el gobierno. Salvo algunas expresiones aisladas, no hubo de este sector una postura contundente, ni como bloque, sobre alguno de los temas, o al menos, sobre  aquellos en los que la gente se involucró.

Los legisladores recién asumidos están dejando las reposeras y volverán mañana a sus puestos. La ausencia de la oposición se notó en el primer mes del año. El Justicialismo también está recalculando. Su conducción sabe que tiene que dar un golpe de timón para no perder liderazgo, un liderazgo que ya se vio desgastado en diciembre cuando el sorismo quiso imponer como presidente del bloque de legisladores a José Luis Berros y terminó perdiendo en la votación, que resultó a favor de María Eugenia Martini. De los Soria la que reacciona con cambios de apertura es María Emilia, quien sorprendió a propios y a extraños al decidir poner en revisión las concesiones hechas durante la gestión de su hermano Martín, actual diputado y presidente del PJ rionegrino.

Al igual que Carreras de Weretilneck, María Emilia también busca diferenciarse de Martín. Se muestra sonriente y descontracturada, al punto de que en la última semana anunció la actuación de Los Palmeras en la Fiesta de la Manzana con un bailecito incluido.

Así como los vientos, los tiempos también son de cambio y Viedma, la capital, no está exenta de ese proceso. La Fiesta del Mar y el Acampante marcó una diferencia respecto de las últimas gestiones radicales. Con otro estilo de artistas, un cambio de lugar del escenario y el "aggiornamiento" con carritos de comida, paseo de artesanos y cerveza artesanal, la gestión Pesatti avisó que los festejos populares son prioridad. Mientras tanto, también se muestra fotogénico en algunas obras. Tal vez ni mejor ni peor, pero sí distinto. 

Provincia y municipio, no se puede obviar, no han profundizado ni anunciado sus respectivos planes para la implementación y mejoramiento de sus políticas sociales y de contención, en un país que sigue en una crisis económica de la que le costará tiempo salir. 

Y el que se muestra activo es Weretilneck, quien tiene como objetivo normalizar el partido Juntos Somos Río Negro para marzo, quizá apurado por la última “gaffe” con el Centro Administrativo Provincial de Jacobacci, en el que la mesa local repudió a viva voz a la gobernadora. El Consejo partidario lo tiene como protagonista principal al ex gobernador y las decisiones que se tomen echarán luz sobre las fortalezas políticas de Weretilneck y Carreras. Para empezar sirve decir que la mayoría de los que forman parte de la conducción del partido oficialista no están a tiro de nombramiento de la gobernadora, salvo Carlos Valeri, ministro de Obras Públicas, lo que no genera un atavío a la hora de votar.

Pasaron 50 días y un montón de cosas. Encima enero se hizo largo. Febrero será más corto pero aparece como prometedor.

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