Las intermitencias de la grieta

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Y un día volvió la grieta. Ya parecía que todo andaba demasiado acordado para ser cierto y de pronto volvieron los reclamos en el modo cacerola, aunque más en las redes sociales que en la real sonoridad de las ollas. El origen: un gobierno nacional que confrontó con las grandes empresas que frente a los despidos en el contexto de crisis por el Coronavirus aprovecharon para despedir gente. Techint fue el caso más patente.

Las empresas, con largos brazos en las influencias mediáticas, generaron una reacción inmediata primero en algunos dirigentes de la oposición y luego en las redes sociales para reclamar que Alberto Fernández, el Presidente, se baje el sueldo y con él toda la clase política. Ese reclamo bajó a un sector de la sociedad que lo tomó como propio sin una sola mención a los que fugan capitales al exterior o a quienes se enriquecieron en los últimos años con la especulación financiera. Allí apareció nuevamente la grieta entre detractores y defensores de uno y otro lado y la pandemia quedó por momentos en un peligroso segundo plano.

Desde Juntos Somos Río Negro, el Frente de Todos y Cambiemos anunciaron esta semana que donarían partes de sus sueldos y dietas (en el caso de legisladores y concejales) para los hospitales públicos rionegrinos. También lo anunciaron algunos dirigentes sindicales como Rodolfo Aguiar y hasta el Poder Judicial rionegrino habilitó a sus funcionarios a hacer donaciones de sus importantes ingresos mensuales. Todo suma y es bienvenido, por supuesto, aunque aquí la política pareció haber sucumbido a la respuesta que el poder económico le hizo al planteo de Alberto Fernández. Algunos medios y los conocidos “trolls” de las redes hicieron el trabajo de bajar al llano esa devolución.

Y si había para mezclar política y Coronavirus el viernes la masiva concurrencia de –mayormente- jubilados a los bancos para cobrar y poder subsistir en este contexto de crisis y confinamiento generó uno de los primeros cimbronazos políticos al presidente Fernández, dada la acumulación de gente en el Gran Buenos Aires ante el peligro sanitario que ello contiene.

En Viedma el viernes hubo largas filas en el Banco Nación, el Macro y el Correo Argentino y más tarde en los supermercados. Ese día también comenzó a cobrar la administración pública y si bien el flujo de gente en la calle fue más de lo que han sido las últimas semanas no generó caos.

En Río Negro la preocupación pasa por el parate de los motores económicos  y la gobernadora Arabela Carreras empezó una ronda de diálogo con empresarios y sindicatos para intentar encontrar alternativas de alimento, apoyo y financiamiento de empresas para poder contener a los trabajadores y no generar un desempleo que sería de características históricas y, quizá, sin muchos precedentes.

Es por eso que ya esta semana que entra podrán volver a sus actividades oficios matriculados y también se estima que las obras públicas se retomen en un contexto nacional que también empieza a hablar de reactivación económica.

Se inicia además la última semana de aislamiento social, preventivo y obligatorio y comenzará a evaluarse seguramente cuáles serán las actividades que podrán volver a trabajar y las franjas de edades que, progresivamente, podrán circular con mayor fluidez en las calles. Se sabe que la reapertura será para ir a trabajar y hacer las compras de alimentos, todo lo otro tratará de ser restringido lo que más se pueda al menos hasta que termine abril. Las clases no volverían hasta la segunda quincena de mayo, cuando la curva del Covid-19 comience a bajar.

La imperiosa necesidad de trabajar de muchas familias que viven de lo que se gana en el día generó problemas alimentarios, por lo que el municipio de Viedma generó un banco de alimentos y además recogió el guante de muchos vecinos que querían colaborar y canalizó donaciones en los supermercados.

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