El aislamiento
atraviesa sus últimos tiempos, las autoridades nacionales, provinciales y
municipales observan que más allá de la necesidad sanitaria la gente se cansó
de estar adentro, con razón o no, pero es una realidad. El lado positivo es que
en la Argentina el nivel de casos no ha completado siquiera la mitad de la
capacidad hospitalaria nacional y mucho menos ha sido necesaria la utilización
de los hospitales de campaña.
En el medio hay mucho
lobby para el retorno. Con falta de responsabilidad no han sido pocos los
dirigentes políticos, sobre todo nacionales, que han vociferado la necesidad de
volver a las calles, a los trabajos, a reactivar la economía y además dan
mensajes apocalípticos de la situación económica, cuando no cargados de odio o
de de la ficción al mejor estilo “fake news”.
En Río Negro parte de
ese miedo se ha concentrado en las últimas semanas en una cosa: los sueldos de
los estatales. La Provincia ha experimentado en épocas de Horacio Massaccesi y
Pablo Verani lo caótico que puede ser el funcionamiento de un Estado si no se
pagan sueldos a los trabajadores públicos.
Ha sido un miedo
instalado y que cobró fuerza. El ministro de Economía Vaisberg lo desmintió
hace unos días. Dijo que con el regreso de la actividad comercial en mayo la
recaudación tributaria volverá a crecer –aunque a niveles menores- pero ayudará
a generar liquidez en las arcas rionegrinas.
Además el planteo del
teletrabajo genera muchos dilemas, porque mientras hay organismos que lo
impulsan y lo mantienen diariamente hay un contrapeso claro en los gremios, que
se oponen y no por el teletrabajo en este momento sino a futuro: consideran que
es peligroso que se pueda instaurar definitivamente porque no hay control, hay
exceso en las horas de trabajo, el trabajador debe poner sus propios elementos
y herramientas, entre otros aspectos.
Los abogados hacen
fuerza para que vuelva la actividad presencial -incluso llegaron a pedir una reunión tripartita con el gremio SITRAJUR- y se los plantearon al STJ esta
semana, que tomó el pedido, pero no prometió demasiado y ató cualquier decisión
a lo que se haga en los ejecutivos Nacional y Provincial.
Ha sido una semana de
novedades políticas. Se confirmó que la gobernadora echó al ministro de
Desarrollo Humano, Nicolás Land por la misma razón con la que se había
distanciado en las primeras semanas de su gestión con los ministros de Salud y
de Obras Públicas: no le gusta que le oculten movimientos y aquella vez había
advertido fuertemente que no admitiría nada de eso y Land, con quien tenía una
relación distante, pagó esa coherencia.
Ante esta decisión de
la gobernadora el líder de Juntos Somos Río Negro, Alberto Weretilneck se
mantuvo impertérrito. A propósito, la figura del ex gobernador empieza a
desdibujarse como aquella foto de los hermanos de Marty McFly en “Volver al
Futuro”, en parte porque es un proceso natural que lo saca de la exposición
diaria y también porque en el marco de la pandemia la mandataria tomó una
postura muy activa y su imagen es de actividad continua, a diferencia de los
legisladores, que recién esta semana se mostraron con intenciones de volver a
sesionar, no con muchas ganas, sino más bien porque la mirada social los
obliga.
Lo mismo ocurre con
el Concejo Deliberante viedmense, que comenzó con labor parlamentaria y
sesionará de manera presencial el jueves próximo.
En el contexto
nacional, Alberto Fernández decidió extender la cuarentena pero con una
apertura del 75 por ciento en casi todo el país a excepción del área
metropolitana y la Ciudad de Buenos Aires.
Ahora quedará a criterio
de la gobernadora, Arabela Carreras y del intendente, Pedro Pesatti, hacer
efectiva –o no tal apertura.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo