A poco de cumplir un año al frente del Gobierno
provincial Arabela Carreras atravesó quizás sus horas más aciagas hasta el
momento, en las que, al mismo momento en que parecen desgarradoras, también
pueden ser una oportunidad rehacer, barajar y dar de nuevo. La pandemia hizo
todo más complejo y del Presidente Fernández para abajo no hay nadie que pueda
decir que ha salido airoso de este 2020.
La protesta de los hospitalarios ya es una pelea cuerpo a
cuerpo con el Gobierno. El desplante de la reunión del miércoles último generó
reacciones entre los trabajadores, pero también en el Poder Ejecutivo, que sacó
del hospital de Viedma a su director, José Rovasio, un hombre muy cercano a
Fabián Zgaib, el ministro de Salud, toda una señal para el titular del edificio
de la “Pajarera”, que está llamado a la acción si pretende continuar en su
puesto.
Para colmo hubo movimientos sindicales que atentaron
contra la realización de la reunión de la Gobernadora con los autoconvocados de
salud. Previo a ese trunco encuentro UPCN y ATE no veían con buenos ojos la
reunión, acaso divisaban que se les licuaba una parte importante de su poder
con la autonomía que ganaban los hospitalarios, que insistieron en criticarlos
y aunarse en un gremio propio.
Tan grande fueron las consecuencias de esa reunión
suspendida que al otro día ATE salió a pedir a Carreras que convoque a todos
los sectores que tienen representación en los hospitales, obvio que eso incluía
a ellos y a su acérrimo adversario sindical: UPCN.
Puertas adentro la mandataria reaccionó con enojo frente
a la situación con los trabajadores de la salud. Había pedido tender puentes,
establecer canales secundarios de comunicación para una negociación, pero tales
acuerdos no llegaron a establecerse y fue allí donde la mandataria mandó a
pedirle la renuncia a Rovasio, como un modo de sacudir al ministro de Salud, a
quien pareció darle todavía más chances. Los que frecuentan Casa de Gobierno
advierten que no queda mucho hilo en el carretel, pero también evalúa que no es
conveniente echar a un funcionario por semana, como lo había hecho ya con Luis
Ayestarán de la Lotería de Río Negro.
Fueron la propia mandataria, el ministro Zgaib y el secretario de Trabajo, Jorge Stopiello quienes
se pusieron manos a la obra para tratar de reivindicar al Gobierno con llamados
que hicieron el jueves entre la tarde y la noche, que fueron encontrando buena
recepción en la FESPROSA, el gremio nacional de los trabajadores de salud. Desde
esa conducción se valoró el hecho de sostener un canal de diálogo y
recomendaron a los manifestantes restablecer ese puente y para eso eligieron a
un médico de Choele Choel como interlocutor válido para las futuras
negociaciones.
Finalmente habría un marco de reunión, aunque esta vez el
Gobierno deberá ceder a ciertas condiciones tales como la efectiva concreción
del encuentro.
Fuentes del Gobierno empiezan a hablar de recambios en la
cartera sanitaria, pero otra evaluación atinada hace evitar cualquier tipo de
brusquedad en una situación social y económica que no es la mejor.
Del que sí se cansó Carreras fue del jefe de Policía. El
comisario general Daniel Jara, que condujo la Policía de Río Negro por tres
años y medio a su antojo dejó de ser el titular de la fuerza. Tiempo atrás en
esta misma columna se dijo que Jara no pasaría agosto sin que la Gobernadora le
pidiera irse. Aguantó hasta noviembre, pero ya no paseará su estilo
personalista, anti dialoguista y alejado de la tropa policial por la Jefatura
ni se escuchará en las oficinas “acá se hace lo que yo digo”. “Cómo será Jara
que muchos extrañan a Tito Cufré”, dijo un policía de alto rango esta semana.
Como una forma de contrastar a Jara la mandataria
rionegrina eligió a un académico para sucederlo. Osvaldo Tellería conducirá la
fuerza policial con un desafío por delante: profesionalizar a los efectivos,
recuperar la confianza de la gente y avanzar en un proceso de actualización
tecnológica. Pero Tellería no es solo un policía académico, también es
apreciado por la “tropa”.
Pero esta transición además de alcanzar a la Policía, al
Ministerio de Salud, al hospital y a todos los organismos es ante todo una
transición de Arabela Carreras, que está ante la posibilidad de refundar un
Gobierno provincial más sólido y previsible, en el que las energías se gasten
en la gestión y no en estériles internas partidarias. El resultado de esa
transición la vivirán los rionegrinos.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo