El acuerdo salarial del gobierno rionegrino con el gremio
ATE Y con los docentes no logró apaciguar las aguas con UPCN, que esta semana
intensificó su plan de lucha con la instalación de una carpa frente a la Casa
de Gobierno.
La administración de Arabela Carreras no tiene
interlocutores con el gremio que conduce Juan Carlos Scalesi, que desempolvó
después de un par de décadas los métodos de protesta que otrora le sirvieron
como sindicato. No tener interlocutor alguno es grave, pues se convierte en un
ejercicio de buscar la punta del ovillo a la madeja pero sin poder tocar la
punta. Paradójico y problemático, porque las negociaciones están estancadas y
además se ha minimizado el poder de acción de UPCN: hasta los últimos meses del
2020 pocos en el oficialismo apostaban a que Scalesi fuese capaz de organizar
una marcha; después esa vara se corrió y llegamos hasta el paro de la semana
pasada, cuando después de relativizarlo el Gobierno entendió que no habría
otras protestas y ya mañana se cumple una semana de la instalación de la carpa
de protesta que tiene cercado y vallado con una decena de policías el acceso
principal de la Casa de Gobierno.
Además el vínculo con el resto de los gremios, salvo ATE,
está candente. El nuevo sindicato de los hospitalarios, ASSPUR, arrancó sus
acciones esta semana que pasó asegurando que la gobernadora se fue por otra
puerta tras haberle prometido a una representación que los atendería para
escuchar sus demandas. Los ex hospitalarios autoconvocados tienen ahora una vía
sindical por donde encarar sus reclamos, independientemente de sus propias
internas que su creación como organización sindical dejó recientemente.
Por otra parte, hay acuerdo entre los gobiernos
provincial y nacional para no frenar la economía frente a lo que parece ser la
imparable segunda oleada del coronavirus en sus diferentes cepas. Hace unos
días la gobernadora, Arabela Carreras dijo que con Nación se acordó el cierre de
las fronteras para no tener que cerrar la actividad económica, algo que
constituiría una situación muy compleja debido a que la primera restricción por
el aislamiento obligatorio dejó una economía debilitada.
La cuestión de las PASO también forma parte de la agenda
de los diferentes partidos y cada uno de los sectores observa y actúa según su
mirada. Esta semana la justicia electoral nacional definió que el 8 de agosto
debería haber elecciones primarias para definir las candidaturas de los comicios
legislativos del 24 de octubre.
Juntos Somos Río Negro plantea desde el año pasado que la
realización de las PASO significa “un
gasto innecesario en este contexto de pandemia”. Desde Juntos por el Cambio, en
tanto, quieren que haya elecciones primarias porque definen las alianzas que
encabezarán las candidaturas. El macrismo y el radicalismo tienen allí una
disputa que se ha profundizado en el tiempo al punto que es probable que en
algunos lugares la UCR irá separado del resto de la alianza Juntos por el Cambio.
Y el Frente de Todos también defendió el sistema de elección primaria, pero
hizo la salvedad que el contexto podría obligar a una suspensión por motivos de
seguridad sanitaria frente a la posibilidad de contagios de coronavirus.
En otro orden, desde mañana se abre una nueva variante
para la política rionegrina. Martín Soria renunció el sábado último a su banca
como diputado nacional y mañana asumirá como ministro de Justicia de la Nación.
Como ya se ha dicho en estas columnas la llegada del
roquense a las esferas más altas del gobierno nacional lo colocan nuevamente en
la escena protagónica de la política provincial. Para que eso ocurra depende de
dos factores: del propio Martín Soria y de cómo actuará el justicialismo
provincial respecto del rumbo que se le quiera dar hacia las candidaturas de
2023.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo